Capítulo 9.

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—El Señor de las Tinieblas se ha reunido con su vasallo —dijo una voz fría y muerta en la oscuridad—

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—El Señor de las Tinieblas se ha reunido con su vasallo —dijo una voz fría y muerta en la oscuridad—. El Señor de las Tinieblas se alzará de nuevo y será aún más fuerte que nunca. El poder se absorbe y la discordia renacerá del lado de la oscuridad cuando la luna sangre y el hechizo se rompa. Entonces Eris brillará más fuerte que nunca. Un alma se perderá y deberá ser encontrada o el mundo arderá en el Caos cuando llegue la traición.

Amelia sintió algo húmedo y tibio empapar sus pies descalzos. No veía nada. Todo estaba en envuelto en tinieblas y la siniestra voz se cernía sobre ella como un susurro del viento.

Intentó avanzar a tientas, paso a paso, con las manos alzadas, con cuidado de no chocar contra nada. Sentía como si estuviera siendo observada pero no sabía muy bien desde dónde.

—Deja que te arrastre... —dijo una voz envenenada a su espalda y, antes de que pudiera volverse, unas manos la sujetaron por los tobillos, provocando que cayera contra el tibio líquido que inundaba el suelo. Le manchó la cara, le mojó los labios. Enseguida reconoció el sabor metálico de la sangre.

—¡AAAAHHHHH! —Amelia se levantó a toda velocidad, aterrada y sin saber dónde estaba.

Observó a su alrededor, se había caído de la cama. Le temblaba todo el cuerpo y tenía las sabanas enredadas entre las piernas y el cabello húmedo y sudoroso pegado al cuello. La luz ya entraba por la ventana y las camas de sus compañeras estaban echas y vacías. ¿Se había quedado dormida? ¿Y Hermione? ¿Por qué no la había despertado?

Se frotó los ojos, desperezándose, mientras se levantaba del frío suelo de piedra. No recordaba qué había soñado pero estaba segura de que no había sido agradable. Sentía un hielo en el cuerpo para nada normal y tenía un desagradable sabor amargo en la boca.

Se encaminó al baño a toda prisa para darse una rápida ducha de agua fría y vestirse, antes de salir corriendo hacia el Gran Comedor con la túnica aun en la mano. Llegó cuando ya más de la mitad de la gente había terminado su desayuno.

—Hey —la saludó Harry, que en ese momento acababa sus tostadas con mermelada—, ¿dónde estabas?

—Me dormí —explicó sentándose a su lado.

—¿Hermione no te despertó? —preguntó Ron.

Amelia negó.

—No, no sé donde está. Esperaba verla aquí aunque supongo que se habrá levantado pronto para ir a la b...

No pudo acabar. Justo en ese momento la castaña entró en el comedor y posó una caja en la mesa.

—Buenos días —dijo animada.

Ron la miró confundido.

—¿Qué llevas en la caja?

—Es curioso que lo preguntes —dijo Hermione. Levantó la tapa y les mostró el contenido.

El secreto de Amelia BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora