Había chocado contra un niño ligeramente más alto que ella, con el cabello de un rubio clarísimo y los ojos grises.
—Ah, idiota—se quejó el niño—. ¿Es que no tienes ojos en la cara?
—L-lo siento yo...
Un momento. ¿La había llamado idiota?
—No me habría tropezado contigo si no hubieras salido de la nada—se defendió mientras se ponía de pie y se sacudía el pantalón.
—Estúpida mocosa insolente. Si no corrieras por allí como una desquiciada no te abrías chocado conmigo—dijo el niño, orgulloso como Amelia.
—¿Qué me has llamado?—dijo la niña ardiendo de rabia, cerrando las manos en un puño.
El albino la miró con una sonrisa de suficiencia al ver el desagrado que le habían provocado sus palabras.
—No creo que debas estar aquí. Con esa cara de niñita aterrorizada seguro que te has perdido. ¿Acaso has venido a buscar cabezas reducidas? ¿Ojos? ¿Huesos humanos?
La niña dio un paso hacia atrás, sorprendida y algo exaltada al oír lo último.
El rubio amplió aún más su sonrisa maliciosa.
—Así que nunca habías estado en el callejón Knockturn. ¿Sabes lo que les pasa a las pequeñas alimañas como tú en un lugar como este?—le preguntó inclinándose hacia ella, tratando de infundirle terror—. Las pequeñas mocosas miedicas no son bien recibidas por aquí.
Algo hizo clic de nuevo en el interior de la niña. No iba a demostrar su miedo delante de ese estúpido hurón albino con complejo de serpiente venenosa.
—Pues entonces deberías salir corriendo antes de que te vean—respondió la niña frunciendo el ceño mientras lo empujaba hacia atrás.
El rostro del pálido muchacho adquirió un tono rosado ante el enfado provocado por esas palabras.
—Deberías mantener tu boca cerrada estúpida insolente—dijo empujándola del mismo modo—. No me importa que seas una chica. Voy a...
—Draco—lo llamó un hombre que acababa de salir de la tienda—, ¿qué ocurre aquí? ¿Quién es... tu amiga?
Era alto y tenía el cabello del igual que el del muchacho aunque bastante más largo.
—Esta estúpida mocosa se ha tropezado conmigo y ha empezado a insultarme. Jamás la había visto. Seguro que es una sangre sucia.
—¡Eres un mentiroso! Tú...
—¿Entonces no te has tropezado con mi hijo?—inquirió con una mirada de suficiencia.
—B-bueno... Si. Pero fue un accidente y...
—¿Cual es tu nombre, niña?
La pelinegra bajó la vista, molesta. Ni siquiera la iba a dejar explicarse. La miraba con superioridad, como si ella no fuera más que un desagradable insecto. Pero ella no iba a dejarse intimidar. No, no. Ella no era así.
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El secreto de Amelia Black
FanfictionAmelia Black ha vivido toda su vida sabiendo que era diferente. Nunca supo el porqué ni el cómo pero sabía que era distinta. Lo que nunca pudo imaginar fue lo que era. Una escuela de magia y hechicería, magos, varitas y escobas. Todo parece encaj...