Capítulo 10.

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La niña alcanzó a sus amigos dirigiéndose a la cabaña de Hagrid

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La niña alcanzó a sus amigos dirigiéndose a la cabaña de Hagrid. Nunca había estado allí pero sabía que a sus amigos les gustaba visitar al guardabosques de vez en cuando. Ella solía preferir quedarse leyendo. No se le daba demasiado bien conocer gente nueva y solía preferir la soledad o la única compañía de sus conocidos más cercanos. Sin embargo no tuvo más remedio que acudir, Hagrid insistió en que los acompañara y allí les sirvió una taza de té fuerte.

—Era Snape —explicó Ron sobre lo ocurrido—. Hermione, Amelia y yo lo vimos. Estaba maldiciendo tu escoba. Murmuraba y no te quitaba los ojos de encima.

—Tonterías —dijo Hagrid, que no había oído una palabra de lo que había sucedido—. ¿Por qué iba a hacer algo así Snape?

Harry, Ron, Amelia y Hermione se miraron, preguntándose qué le iban a decir. Harry decidió contarle la verdad.

—Descubrimos algo sobre él —le dijo a Hagrid—. Trató de pasar ante ese perro de tres cabezas, en Halloween. Y el perro lo mordió. Nosotros pensamos que trataba de robar lo que está guardando.

Hagrid dejó caer la tetera.

—¿Qué saben de Fluffy? —dijo.

—¿Fluffy?—preguntó Amelia soltando una risita.

—Ajá... Es mío... Se lo compré a un griego que conocí en el bar el año pasado... y se lo presté a Dumbledore para guardar...

—¿Sí? —dijo Harry con nerviosismo.

—Bueno, no me pregunten más —dijo con rudeza Hagrid—. Es un secreto.

—Pero Snape trató de robarlo—replicó Ron.

—Tonterías —repitió Hagrid—. Snape es un profesor de Hogwarts, nunca haría algo así.

—Entonces ¿por qué trató de matar a Harry? —gritó Hermione.

Los acontecimientos de aquel día parecían haber cambiado su idea sobre Snape. Y también la de Amelia que ya no sabía muy bien en quién confiar. Solo sabía que debía hablar con Dumbledore. Aunque no sabía cómo.

—Yo conozco un maleficio cuando lo veo, Hagrid. Lo he leído todo sobre ellos. ¡Hay que mantener la vista fija y Snape ni pestañeaba, yo lo vi!

—Les digo que están equivocados —dijo ofuscado Hagrid—. No sé por qué la escoba de Harry reaccionó de esa manera... ¡Pero Snape no iba a tratar de matar a un alumno! Ahora, escúchenme los cuatro, se están metiendo en cosas que no los conciernen y eso es peligroso. Olvídense de ese perro y olviden lo que está vigilando. Eso solo les incumbe al profesor Dumbledore y Nicolás Flamel...

—¡Ah! —dijo Harry—. Entonces hay alguien llamado Nicolás Flamel que está involucrado en esto, ¿no?

Hagrid pareció enfurecerse consigo mismo.

El secreto de Amelia BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora