Harry, Hermione y Ron volvieron de la cabaña de Hagrid a la hora de la comida. Ron aún vomitaba babosas pero mucho más pequeñas y solo de vez en cuando.
—Conque están aquí, Potter y Weasley. —La profesora McGonagall caminaba hacia ellos con gesto severo—. Cumplirán su castigo esta noche. Avisen también a Black.
—¿Qué vamos a hacer, profesora? —preguntó Ron, asustado y reprimiendo un eructo.
—Tú y Amelia limpiarán la plata de la sala de trofeos con el señor Filch —dijo la profesora McGonagall—. Y nada de magia, Weasley... ¡frotando!
Ron tragó saliva.
—Y tú, Potter, ayudarás al profesor Lockhart a responder a las cartas de sus admiradoras —dijo la profesora McGonagall.
—Oh, no... ¿no puedo ayudar con la plata? —preguntó Harry desesperado.
—Desde luego que no —dijo la profesora McGonagall, arqueando las cejas—. El profesor Lockhart ha solicitado que seas precisamente tú. A las ocho en punto cumplirán el castigo.
Harry y Ron pasaron al Gran Comedor completamente abatidos, y Hermione entró detrás de ellos, con expresión reprobatoria.
—Filch me tendrá allí toda la noche —dijo Ron alicaido—. ¡Sin magia! Debe de haber más de cien trofeos en esa sala. Y la limpieza muggle no se me da bien.
—Te lo cambiaría de buena gana —dijo Harry con voz apagada—. He hecho muchas prácticas con los Dursley. Pero responder a las admiradoras de Lockhart... será una pesadilla.
—Ustedes se lo buscaron—alegó Hermione—. Igual que Amelia. Me pregunto si estará bien—añadió, viendo que sus miga aún no había llegado—. Harry, deberías hablar con ella.
—¿Yo?
—Si. Tú—dijo enfadada—. Ya es hora de que hagan las pases. Te enfadaste porque creíste que era amiga de Malfoy pero creo que con lo de hoy ya te ha demostrado que no. Deberías disculparte.
—Ha estado muy rara últimamente—dijo Ron mientras el Gran Comedor empezaba a llenarse—. Más de lo normal. Y lo de Malfoy... Dio miedo de verdad.
—Amelia guarda muchos secretos—dijo Hermione, en tono misterioso—. Creo que... Lo mejor que podemos hacer es ser pacientes y esperar a que confíe en nosotros para contarnos lo que le ocurre.
—Aun no ha llegado—observó Ron, viendo que solo faltaba ella en la mesa de Gryffindor—, ¿creen que aún esté en la enfermería?
—Voy a buscarla—dijo Harry levantándose.
Pero Harry no pudo encontrar a Amelia. No estaba en la enfermería y la señora Pomfrey le dijo que ni siquiera había pasado por allí en todo el día. ¿Dónde se habría metido? Era cierto lo que decía Ron. Estaba muy rara últimamente, más que de costumbre. Finalmente Harry tuvo que ir a su castigo y olvidó completamente el asunto.
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El secreto de Amelia Black
FanfictionAmelia Black ha vivido toda su vida sabiendo que era diferente. Nunca supo el porqué ni el cómo pero sabía que era distinta. Lo que nunca pudo imaginar fue lo que era. Una escuela de magia y hechicería, magos, varitas y escobas. Todo parece encaj...