Amelia se pasó toda la tarde junto al lago negro, con la imagen de los ojos rojos y las manos que la llamaban a cercarse. No fue hasta pasadas las siete que se quedó dormida apoyada en el tronco de un árbol.
Se oían risas dentro de la casa de James Potter. Una empapada Cassandra Whitemore acababa de llamar a la puerta y esperaba bajo la lluvia con un paraguas roto en la mano. Llevaba unas botas desgastadas por las que se filtraba el agua y una fina chaqueta de jean negra. Su cabello chorreaba agua y estaba segura de que cogería un resfriado después de eso.
—¡Black! —gritó enfadada antes de soltar un estornudo.
—Te dije que se enteraría —oyó la voz de James en susurros al otro lado de la puerta.
—¡Black sé que vives con Potter! —se quejó la morena—. ¡Sal ahora mismo!
—¿Qué hace aquí? —oyó a Sirius al otro lado de la puerta —. ¿Crees que Remus me ha delatado?
—¡Sirius Black III, te estoy escuchando! ¡Abre de una maldita vez, que me estoy empapando!
No se escuchó nada durante unos segundos. Después, la puerta se entreabrió lentamente y un joven Sirius de unos dieciséis años asomó medio rostro. Hizo una extraña mueca al intentar forzar una sonrisa y Cassandra le devolvió una mirada fulminante.
—C-Cass... H-hola...
—Déjate de Cass —lo interrumpió la bruja haciéndole un gesto para que la dejara entrar. Ya en el interior se secó con un movimiento de varita y le tiró un trozo de pergamino de forma brusca —. ¿Qué clase de broma es esta? ¿Es que crees que soy idiota o algo?
Sirius recogió el pergamino, observándolo con extrañeza y haciéndose el desentendido.
—Vaya, qué cursilada, Whitemore —dijo con una sonrisa de suficiencia—. Me pregunto quién será el pobre idiota que te ha escrito esto. Y me pregunto, ¿qué tiene esto que ver conmigo?
—Llevo recibiéndolas todo el curso —explicó furiosa—. Pero eso tú ya lo sabías.
Sirius se llevó una mano al pecho.
—¿Yo? —dijo sin borrar su sonrisa de arrogancia—. ¿Crees que yo te las mando? ¡Qué subido tienes el ego! ¡Como que yo iba a ponerme a escribirte cartas de amor!
—¡No sé cual es tu estúpido juego, Black pero sé que son tuyas! Esa estaba en tu libro de pociones. Tomaste el mío por accidente y yo el tuyo. No llegaste a enviarla.
Entonces Sirius palideció y su sonrisa se borró completamente, dejando lugar a una expresión de susto.
—¿N-no la mandé? —fue lo único que dijo.
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El secreto de Amelia Black
FanficAmelia Black ha vivido toda su vida sabiendo que era diferente. Nunca supo el porqué ni el cómo pero sabía que era distinta. Lo que nunca pudo imaginar fue lo que era. Una escuela de magia y hechicería, magos, varitas y escobas. Todo parece encaj...