El resto de la semana pasó con tranquilidad. El jueves por la tarde, antes de que empezara DCAO, Amelia se sentó frente al lago y se dedicó a leer uno de los libros que Remus le había mandado esa mañana. Había tenido una noche terrible. Se había levantado a las cuatro de la mañana, espantada y llorando sin saber la razón, y no había podido volver a dormirse. Ahora, mientras trataba de concentrarse en las palabras que leía, luchaba por no quedarse dormida. Los párpados empezaban a pesarle cuando algo chocó contra su cabeza, provocando que se levantara sobresaltada.
—¡Ah! —se quejó frotándose la cabeza mientras buscaba qué la había golpeado.
—¡Lo siento! —dijo un muy apenado Theodore Nott, que se acercaba corriendo para comprobar que la niña estuviera bien—. ¿Te has hecho mucho daño?
Amelia observó una pelota en el suelo y se agachó para recogerla y entregársela a Nott.
—Estoy bien, no te preocupes —le dio una sonrisa amistosa—. De todos modos, creo que necesitaba algo que me espabilara.
—De verdad que lo siento, deja que te compense —dijo juntando sus manos en un gesto de disculpa y dedicándole una sonrisa esperanzada.
—De verdad que está bien —dijo Amelia—. Solo fue un golpe.
—Ya sé —dijo Nott y su rostro de iluminó—. Deja que te invite a una cerveza de mantequilla la próxima vez que vayamos a Hogsmeade.
—Y-yo...
—Oh, vamos. ¿Por favor? —dijo con una sonrisa suplicante—. Me sentiré mal si dices que no.
Amelia no pudo ocultar una sonrisa ante la simpatía del muchacho y le dio un asentimiento.
—Está bien —aceptó—. Gracias, Nott.
—Puedes llamarme Theo —sonrió el muchacho.
—Eh... Okay, Theo —asintió antes de oír la campana, dándose cuenta de la hora que era—. ¡Nos vemos luego! —exclamó apresurándose a recoger sus cosas—. ¡Llego tarde a DCAO!
Y se apresuró a correr hacia el castillo mientras dejaba a un ilusionado Theodore Nott viéndola alejarse.
Amelia llegó por los pelos a clase. Ya casi todo el mundo estaba sentado aunque por suerte el profesor Moody aún no había aparecido. Hermione le hizo un gesto para que se sentara a su lado. Le había guardado un sitio.
—¿Dónde estabas? —dijo con reproche—. No...
—Me entretuve hablando con Nott —se excusó mientas sacaba su ejemplar de Las fuerzas oscuras: una guía para la autoprotección.
—¿Nott?
Amelia asintió.
—Theodore Nott —explicó—. Está en Slytherin.
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El secreto de Amelia Black
Hayran KurguAmelia Black ha vivido toda su vida sabiendo que era diferente. Nunca supo el porqué ni el cómo pero sabía que era distinta. Lo que nunca pudo imaginar fue lo que era. Una escuela de magia y hechicería, magos, varitas y escobas. Todo parece encaj...