Capítulo 15.

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Llegó diciembre, y dejó más nieve y un verdadero alud de deberes para los alumnos de quinto año

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Llegó diciembre, y dejó más nieve y un verdadero alud de deberes para los alumnos de quinto año. Las obligaciones como prefectos de Ron y Hermione también se hacían más pesadas a medida que se aproximaba la Navidad, por eso Harry se pasaba la mayor parte del tiempo solo. Sí, Amelia le hacía compañía a veces, pero últimamente siempre estaba a lo suyo, en la biblioteca o con Malfoy. Al principio de curso habían estado muy unidos, pues se entendían en sus problemas, pero parecía que la muchacha cada vez estaba más metida en su mundo y no sabía cómo entrar.

Harry se inclinó aún más sobre su redacción de Historia de la Magia. De todos modos, no le apetecía pensar en la Navidad. Por primera vez desde que estudiaba en Hogwarts, le habría encantado pasar las vacaciones lejos del colegio. Lo único que de verdad le hacía ilusión eran las reuniones del ED, y durante las vacaciones tendrían que suspenderlas, pues casi todos los miembros del grupo pasarían las Navidades con sus familias. Hermione se iba a esquiar con sus padres, Ron se iba a La Madriguera, y a Amelia Sirius le había permitido volver a Grimmauld Place. En circunstancias como esa, como a él, no se lo habrían permitido, pero sus tíos y tutores legales a ojos del Ministerio estaban más cómodos teniéndola en casa, incluso si en Hogwarts estaba más segura, y habían exigido a la Orden dejarla volver a casa por Navidad. Harry pasó varios días tragándose la envidia que sentía, hasta que, cuando le preguntó por lo que planeaba hacer en Navidad, Amelia exclamó: «Pero ¡si tú también vienes! ¿No te lo había dicho? ¡Mi tía me escribió hace semanas para confiarme que tenía permiso de ir, y que por supuesto tú también venías!»

Hermione, que estaba totalmente en contra puso los ojos en blanco. Aquello solo había hecho que las dos amigas volvieran a discutir y se distanciarán aún más, pero a Harry la noticia le levantó mucho los ánimos. La perspectiva de pasar aquellos días con Sirius, Lupin y los Tonks era verdaderamente maravillosa. Sirius no había vuelto a comunicarse con Harry o con Amelia, y los Tonks no les informaban de nada al respecto, pues siempre había un riesgo. Aún así, no le hacía ninguna gracia imaginar que Sirius estaría solo en la vieja casa de su madre, pues todos los demás tenían obligaciones y apenas frecuentaban el lugar para dormir, mientras que él comía y pasaba el tiempo en soledad con Krecher.

Harry llegó con tiempo a la Sala de los Menesteres para la última reunión del ED antes de las vacaciones. Estaba solo, pues Ron y Hermione andaban con asuntos de prefectos y a Amelia no la veía desde las clases de la mañana. Sin embargo, la puerta no tardó en abrirse tras su llegada y poco a poco los demás fueron llegando. La primera fue Luna Lovegood con su aire soñador de siempre y la siguieron Angelina, Katie y Alicia, del equipo de quidditch. Las tres jadeaban y estaban muertas de frío.

—Bueno —dijo la primera sin mucho ánimo, quitándose la capa y dejándola en un rincón—, por fin los hemos reemplazado.

—¿Reemplazado? —inquirió Harry sin comprender.

—A ti, a Fred y a George —aclaró Angelina, impaciente—. ¡Tenemos otro buscador! Ginny Weasley.

Harry la miró boquiabierto.

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⏰ Última actualización: Sep 01, 2021 ⏰

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El secreto de Amelia BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora