—Me pregunto cómo será tener una vida tranquila —suspiró Ron, mientras noche tras noche luchaban con todo el trabajo extra que les daban los profesores. Hermione había comenzado ya a hacer horarios de repaso para Harry y Ron. Los estaba volviendo locos.
Amelia, por su parte, pasaba un poco de Hermione, lo que volvía loca a la niña de pelo castaño.
Entonces, durante un desayuno, Hedwig, la lechuza de Harry, le entregó una nota de Hagrid. Sólo decía: "Está a punto de salir".
Ron y Amelia querían faltar a la clase de Herbología e ir directamente a la cabaña pero Hermione no quería ni oír hablar de eso.
—Hermione, ¿cuántas veces en nuestra vida veremos a un dragón saliendo de su huevo?
—Tenemos clases Ron, nos vamos a meter en líos y no vamos a poder hacer nada cuando alguien descubra lo que Hagrid está haciendo...
—¡Cállate! —susurró Harry
Malfoy estaba cerca de ellos y se había quedado inmóvil para escucharlos. ¿Cuánto había oído? A Harry no le gustó la expresión de su cara.
Ron, Amelia y Hermione discutieron durante todo el camino hacia la clase de Herbología y, al final, Hermione aceptó ir a la cabaña de Hagrid con ellos durante el recreo de la mañana. Cuando al final de las clases sonó la campana del castillo, los cuatro dejaron sus trasplantadores y corrieron por el parque hasta el borde del bosque. Hagrid los recibió, excitado y radiante.
—Ya casi está fuera —dijo cuando entraron.
El huevo estaba sobre la mesa. Tenía grietas en la cáscara. Algo se movía en el interior y un curioso ruido salía de allí.
Todos acercaron las sillas a la mesa y esperaron, respirando con agitación.
De pronto se oyó un ruido y el huevo se abrió. La cría de dragón aleteó en la mesa. No era exactamente bonito pero la mirada de Amelia resplandecía. Sus alas puntiagudas eran enormes, comparadas con su cuerpo flacucho. Tenía un hocico largo con anchas fosas nasales, las puntas de los cuernos ya le salían y tenía los ojos anaranjados y saltones.
Estornudó. Volaron unas chispas.
—¿No es precioso? —murmuró Hagrid. Alargó una mano para acariciar la cabeza del dragón. Este le dio un mordisco en los dedos, enseñando unos colmillos puntiagudos. —¡Bendito sea! Miren, conoce a su mamá.
—Hagrid —dijo Amelia—. ¿Cuánto tardan en crecer los ridgebacks noruegos?
Hagrid iba a contestarle, cuando de golpe su rostro palideció. Se puso de pie de un salto y corrió hacia la ventana.
—¿Qué sucede?
—Alguien estaba mirando por una rendija de la cortina... Era un chico... Va corriendo hacia el colegio.
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El secreto de Amelia Black
FanfictionAmelia Black ha vivido toda su vida sabiendo que era diferente. Nunca supo el porqué ni el cómo pero sabía que era distinta. Lo que nunca pudo imaginar fue lo que era. Una escuela de magia y hechicería, magos, varitas y escobas. Todo parece encaj...