Capítulo 9.

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Con la llegada de mes de noviembre llegó también el frío

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Con la llegada de mes de noviembre llegó también el frío. Iba a comenzar la temporada de Quidditch y, ese sábado, Harry jugaría su primer partido, después de semanas de entrenamiento, contra Slytherin. Si Gryffindor ganaba, pasarían a ser segundos en el campeonato de las casas.

En la sala común de Gryffindor había mucho ruido esa noche. Harry, Ron, Amelia y Hermione estaban sentados juntos, cerca de la ventana. Hermione estaba repasando los deberes de Harry y Ron sobre Encantamientos, Harry jugaba con Ron al ajedrez mágico y Amelia leía uno de los libros que cada semana le enviaban sus tíos.

—Jaque Mate—afirmó Ron triunfante.

La verdad es que era muy bueno y Harry no terminaba de cogerle el truco al juego. Por no añadir que no dejaba de distraerse pensando en el libro sobre Quidditch que le había quitado el profesor Snape esa tarde. Finalmente no pudo resistirse a ir a buscarlo.

—Yo no lo haría —dijeron al mismo tiempo Ron y Hermione cuando se los dijo, pero Harry pensaba que Snape no se iba a negar si había otros profesores presentes.

—Voy contigo—dijo Amelia, que se había mantenido en silencio hasta entonces, mientras cerraba su libro—. No puedo concentrarme con tanto ruido. Además, ¿cómo iba a negarse Snape si se lo pide su segunda alumna favorita?

—¿Tú su segunda alumna favorita?—se buró Ron sabiendo el desprecio que parecía sentir el profesor por la niña de cabello oscuro—. ¿Y quién sería el primero?

—Obviamente Harry—dijo rodando los ojos antes de que todos soltaran una carcajada.


Mientras bajaban las escaleras en silencio y buscaban la sala de profesores Harry miraba atentamente a Amelia, que iba unos pasos por delante de él. No podía evitarlo. Había algo en ella que le había llamado al atención desde el principio. Cuando la vio en el tren y se fijó en sus ojos se sintió como si la conociera de toda la vida. Y le intrigó más aún cuando no supo quién era él pero si reconoció el nombre de su padre. No sabía si había sido el hecho de que fuera la primera persona que no lo miraba como "El gran Harry Potter, el Niño que vivió", o solo que por algún extraño motivo sabía quien era James Potter. El caso era que desde el principio había deseado hacerse amigo suyo, conocerla.

Aunque eso no era lo único. No era solo su extraña reacción ese día lo que le llamaba la atención. De hecho, era eso de lo que menos se preocupaba. Era ella en general. Siempre tan misteriosa. Sabía que no tenía muchos amigos, solo a Hermione y ahora a él y a Ron. Pero no porque nadie lo hubiera intentado. Era reservada pero al mismo tiempo espontánea y divertida, siempre enfrascada en alguna lectura o garabateando sus apuntes de clase. Siempre en su mundo. No parecía percatarse demasiado de lo que había a su alrededor. Aún ahora que pasaban un montón de tiempo juntos los cuatro, ella parecía lejos de allí. Tan cercana y tan distante al mismo tiempo.

—¿Qué me miras? ¿Es que tengo el pelo verde aún?—inquirió la niña haciendo una mueca. Neville había lanzado un hechizo contra su cabello esa mañana en clase.

El secreto de Amelia BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora