Prologo

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La luz entraba fuertemente traspasando las rendijas de las persianas mientras me removía contra ella buscando el sueño de nuevo.

Capte la luz que despertaron mis sentidos y mis párpados se fueron abriendo lentamente mientras me incorporaba hasta estar sentada, estire los brazos y arquee la espalda cuando me levante de la cama y me dirigí con pasos pausados a la ducha, el agua caliente termino de despertarme por completo relajando mis músculos sintiendo el vaho que manaba el agua, después de ducharme me dirigí a mi habitación con un albornoz blanco de algodón.

Aun me parecía raro llamar "mi habitación" al cuarto de invitados de Luke. Luke me había pintado el cuarto del mismo color que el antiguo, de un color naranja melocotón, en una esquina yacía la cama al lado de una mesita de noche donde el anillo Morgenstern seguía situado en el sitio donde lo deje.

Me apresure en ponerme unos vaqueros, una camiseta amarillo palido de manga corta y unas deportivas, luego me fui a la mesita para coger el anillo Morgenster colgando de la cadena que traía y colocarlo en su sitio natural.

Por un momento me dejo ir en la familiaridad que me había otorgado esa habitación, me fui a subir las persianas y abrir las ventanas y me pare en un corcho que había al lado de la ventana donde colgaban algunas fotografías, una de esas era yo de pequeña con mi madre recogiendo manzanas de un árbol que había en la granja de Luke, y Simon contando las manzanas que había cogido el, le dedique una sonrisa nostálgica y fui recorriendo las fotos hasta toparse con una en la que Jace y ella salian, en esa foto estaban sentado en los escalones de una escalera, Jace unos escalones mas bajo que yo con un libro en mano y yo arriba con la mano en el hombro de este preguntando que estaba leyendo, los dos sonriendo sin saberlo y esa foto la debió de sacar Izzy, se me encogió el corazón, esa era la misma foto que había tenido Jace cuando estaba poseído por Sebastian, enganchada a la pared sujetada por una daga, en ese momento se me vinieron imágenes a la cabeza, la casa con el armario lleno de ropa de mujer, Sebastian paseando conmigo preguntándole "existe el perdon para alguien como yo?"

Amatis haciendo intentos fallidos de resistencia para no beber de la copa y finalmente en Edom, Sebastian muriendo en los brazos de mi madre pidiendo perdon mirándonos a Jocelyn y a mi con esos brillantes ojos verdes cargados de culpa. Retire bruscamente la mirada, notaba que la garganta me ardían las lágrimas, me pase un peine por el pelo y salí de mi habitación con las palabras "nunca me e sentido tan ligero" retumbandole en la cabeza.

Cazadores de sombras: ciudad de los recuerdos guardadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora