(2°) 21.Rabia

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En el presente....

Carla pov

Estaba en el apartamento en Nueva York de mi hermana visitándola, Will tenia que seguir en Toronto y yo necesitaba desconectar un instante. Veía como James de 2 años jugaba animadamente con unos cubos de colores haciendo torres y derribándolas, sonrei cuando el río al caerse un cubo que derribo a todos los demás, adoraba a este niño, tenia unos ojos verdes cristalinos de Edward y el pelo castaño de Alis y mio, alce la vista de James para fijarla en Alis que estaba preparando la cena, yo vivía en otro apartamento del mismo bloque y solía venir mucho por aquí, me levante del sillón donde me encontraba y me fui junto a Alis.

-Hemos tenido un día completo.-suspiro Alis triturando frutas para James, me pase una mano por mi pelo llevandomelo a un lado, le sonrei.
-Demasiados bebes para mi gusto.-dije haciendo una mueca, Alis río y a continuación paso a un sartén para seguir haciendo la cena.
-Te quedaras a cenar?-pregunta Alis, hice una mueca de duda y luego hice un gesto negativo con la cabeza.
-No, estare en casa comiendo nutella.-dije irónica y ella sonrió, ni siquiera pregunte primero y empecé a ayudarla con la sartén mientras ella trituraba y cortaba.
-Estoy contenta.-admitio Alis y yo frunci el ceño.
-Porque?-pregunte bajando la temperatura de la sartén.
-Porque llevas mucho mejor la... per-perdida de Ana.-dijo y yo baje la cabeza Ana...

-Han pasado 3 años.-dije con voz queda y baja, Alis me miro.

-Pero era tu parabatai, te conozco Carla, no tienes porque cerrarte en banda, es normal que heches de menos a tu parabatai.-dijo y yo cerre los ojos un instante, odiaba que la gente me tratara como debil, no podia desmoronarme, no ahora.

-Voy a salir.-anuncie y me encamine a la puerta, Alis iba a decir algo pero el ruido de la puerta al cerrarse ahogaron sus palabras.

El aire era gelido y el sonido del trafico resultaba estresante, necesitaba desconectarme, la muerte de Ana aun me seguia como una segunda sombra y temia explotar en cualquier momento.

Empece a caminar firmemente con la idea de alejarme de cualquier cosa, caminaba y caminaba por la avenida... que mierda importaba?? Lo unico que me interesaba era salir de ahi y olvidarme de todo por un segundo.

Seguí caminando hasta que el olor a cigarros y a alcohol llego a mis fosas nasales, gire mi cabeza para ver un club al final de la calle, sonrei torcidamente, justo lo que necesitaba. En tres zancadas cruce la calle hasta llegar a la entrada, en el cartel las palabras Yin-kist brillaban en morado neón parpadeando levemente, me hice una runa de glamour y pase por toda la masa de gente e ignorando al gorila de la entrada.

Cuando me adentre dentro del club una capa de humo se pudo apreciar en el hambiente por los cigarros y el bao que desprendían los cuerpos sudadorosos bailando descontroladamente. Cuando llegue al centro de la pista corte mi runa de glamour y me dirigí a la barra. Will me había advertido lo de la bebida desde la ultima vez que el alcohol se apoderó de mi. Habían pasado 5 semanas, tiempo suficiente. La chica que atendía la barra me pregunto que quería tomar, hice un ademán con la mano diciendo un algo fuerte la chica asintió y se giro tomando 3 botellas de diferentes tipos de bebidas alcohólicas, puso un poco de cada una en un vaso y lo agito haciendo unos trucos con el vaso, cuando lo volvió a dejar en la barra puso un chorro de vozdca antes de dármelo, al principio lo gire entre mis dedos mirando como el liquido ondeaba en el vaso y me bebí su contenido.

Una nueva canción sonó por todo el club cuando el liquido agrio y fuerte inundo mi garganta y empezó a correr por mis venas, mi adrenalina se disparo y me hizo sentir en éxtasis. El olor a subterráneo me llego haciéndome estremecer, mi vista se enfoco a la entrada viendo a un grupo de hombres lobo entrar al local, entonces mi vista se nublo, el, un hombre lobo alto, pelo rubio y ojos castaños que antes estaban llenos de furia y adrenalina, era el, el mato a Ana.

Una imagen traspaso mi mente, sus garras, sus mismas garras perforando la piel de Ana y rasgando la tela de su traje de combate en el mismo instante en el que le arrebato su vida. El charco escarlata en el que Ana se estaba ahogando y yo no podía salvarla, sus frenéticos espasmos con los ojos abiertos de par en par, su mano agarrando fuertemente la mía en busca de apoyo y de aire para respirar, recuerdo el sentimiento de impotencia en mi interior, el rostro blanco de Ana, mi runa parabatai de trazos negros volviéndose blanco como el mármol, las lágrimas y sollozos a mi alrededor y los latidos de su corazón volviéndose mas lentos hasta que se paro para siempre.

Sabia que había escapado, sabia que estaba vivo y sabia que no pudieron identificarlo, pero yo lo vi, vi su rostro antes de transformarse y correr sin un destino fijo y Ana estaba interpuesta en el.
Ahí estaba, el dueño que mato a la persona que contenía una parte de mi y que fue enterrada con ella en el instante en que el y Ana se cruzaron en un camino devastador.

La sangre rugió en mis venas y mi vista se transformo roja, todo pareció tambalearse y perdí la noción del tiempo, vi como el iba directamente a la barra y se sentó en un taburete a mi lado, mi corazón se detuvo y mi furia se multiplico, tranquila tranquila pero no podía, el había matado a mi parabatai, el se dio cuenta de que le observaba y me sonrio descaradamente y sin quiera pensar en la que hacia le habia inmovilizado contra la pared agarrándole el cuello con fuerza, en su rostro pude ver sorpresa y dolor por mi agarre, apreté un poco mas.
-Nena si asi quieres tener algo conmigo creo que vas por mal camino.-dijo casi sin aliento y le propine un puñetazo en la mandíbula, el se quejo, estábamos en un sitio apartado y lo agradecí ya que no me gustaría que alguien mas saliera herido.
-Tu, tu me la arrebatastes.-le dije con una voz tan llena de cólera que hasta a mi me asusto.-Tu la mataste por tu propia voluntad y ahora ella esta MUERTA!!-le espete y le pegue otro puñetazo en la nariz haciendo que sangrara, las lágrimas se arremolinaban en mis ojos pero no las deje caer.
Vi su cara de confusión que me enfado mas.
-Yo no he matado a nadie.-dijo con aun una sonrisa descarada en el rostro, intento zafarse de mi agarre pero yo hice mas fuerza.
-Le clavaste las garras en el pecho, la derrumbaste y murió desangrada mientras tu escapabas como un cobarde!!!-mis mejillas estaban rojas por la furia y el alcohol, saque mi daga en la funda de mi chaqueta de cuero, su rostro de transformo al instante, lo pude ver en sus ojos castaños, miedo.
-Yo nunca quise matarla!!!-grito desesperado al parecer esperando que alguien le oyera pero la musica seguía retumbando en la estancia.
-Pero lo hicistes, tu la mataste, TU!!-la rabia esta a flor de piel y no podía volver a mi estado de indiferencia, no podía olvidar a Ana, no podía.
-Era de las primeras veces que me transformaba, estaba descontrolado, no sabia lo que hacia.-me dijo con aun mas miedo, estaba temblando de arriba abajo pero no sentía ni una pizca de empata hacia el.

Puse mi daga en su cuello, si era un licántropo novato no debería haber estado ahí, sabia que mentía. Porque si hubiera sido un primerizo, hubiera muerto nada mas haber empezado la guerra y no haber sobrevivido hasta el final.
-Sabes, a la chica a la que mataste, era mi parabatai, era una de las personas que mas me importaban, mi hermana de sangre, una guerrera nata que ha estado conmigo desde la infancia, ahora si, dame una sola puta razón para dejarte vivir.-le dije con la misma voz de cólera, el trago saliva ruidosamente, no quise saber su respuesta cuando abrió la boca, le corte el cuello haciendo que sus palabras quedasen ahogadas por el sonido gutural de su garganta, pude oír un lo siento antes de que el cuerpo inerte de aquel hombre lobo estuviera en el suelo sin vida.

Mi respiración era pesada, mis manos estaban llenas de sangre y la hoja de mi daga brillaba en liquido escarlata, todo me siguió dando vueltas, lo he matado, yo lo he matado.

Salí del club mientras la musica se oía menos hasta que el sonido del trafico remplazo a la musica.

Me gire a un callejón oscuro y me senté en una esquina, puse mis manos en la frente mientras mis lágrimas llegaban, lágrimas por Ana, por no haber podido salvarla, por no haber estado con ella, por las veces en la que ella me consolaba mas que yo a ella y lágrimas por no ser lo suficientemente fuerte para olvidarme de ella.

Cazadores de sombras: ciudad de los recuerdos guardadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora