Noche antes de las primeras runas
Mia pov
Estaba realmente nerviosa, mis primeras runas adornarían mi piel en menos de 24 horas.
Estaba tumbada en la cama de mi cuarto, mas bien rodando por todas las sabanas, enredandome con ellas y desenrollandomelas una y otra vez.
Eran las 3:36 de la mañana y el sueño no quería venirme, era un fastidio que ni una escasa luz pudiera verse tras la ventana donde yo no paraba de mirar repetidas veces.
Solté un quejido y patee mis sabanas bajandome de esta, era muy tarde y seguramente si ahora me iba a tocar el piano mis padres me regañarian, asique solamente me fui a sentar al alfeizar, mire mi cuarto detenidamente, había cumplido 10 años y mi cuarto había cambiado bastante, aunque algunos objetos seguían intactos con miedo a cambiarlos y que desaparecieran por completo.
Mis primeros peluches aun yacían en una esquina de mi cama, ahora desecha por haberme levantado, eran unos pocos y se podía ver detrás de dos de esos el pico naranja de Mr.Duck asomar, solté una risita al recordar como mi padre hacia alguna mueca al verme abrazada a ese peluche y con el mi hermano Ethan intentando quitármelo para quemarlo en la chimenea de la biblioteca.
También vi al pequeño juguete de soldado hecho de plástico sobresalir por debajo de mi cama, el muñeco de Ethan con el que yo le chantajeaba diciéndole que si a Mr.Duck se quemaba su pequeño soldadito lo pagaría caro, pero también era buen material para que hiciera alguna otra cosa mas.
Sonrei levemente, mientras los minutos pasaban mi corazon se aceleraba tan rápido hasta el punto de querer salirme del pecho, me senté en la mecedora donde mi madre se sienta para contarme historias mientras agarraba a mi oso de peluche favofito contra mi pecho, cogí la manta de mi madre que estaba al costado de la mecedora y me la lleve a la nariz, olía a ella, su fragancia a fresas y su único perfume, nose porque pero cada vez que olía el olor de mi madre siempre lo nombraba como el olor del cariño.
Con mi osos de peluche entre mis brazos empecé a mecerme suavemente en la silla haciendo que un leve rechinar se oyera contra las baldosas de madera del suelo, mire mis pies que se balanceaban delante y detrás mientras movía mis piernas que aun no llegaban del todo al suelo.
Mi pelo me tapó la cara y yo me sobresalte a creer que me había quedado sin vista, toque mi rostro y logre apartar algunos mechones de mi pelo y así pude ver pequeños fragmentos de mi cuarto tras ellos.
Incline mi cabeza hacia abajo para después volver a alzarla dejando que colgara sobre mis hombros y que mi cabellera pelirroja se alzara hacia atrás como una bandera, sonrei victoriosa mientras agitaba mi cabeza a los lados.
Empecé a tararear en susurros la canción de cuna que mi madre y mi padre me cantaban cada vez que Ethan y yo no podíamos dormir, dice mi madre que es la nana mas famosa de el mundo de las sombras, estaba impaciente por aprender latín para saber su significado.
Después de estar así por varios minutos, me aburría, no quería ver el reloj porque sabia que volvería a estresarme.
Fui a mi estantería y cogí un libro al azar, sonrei al ver a Rumbo sur y me volví a sentar en la mecedora para seguir leyéndolo.
No podía, era remotamente imposible leer en estos instantes al igual que era imposible no quitar la vista del reloj y al igual que era imposible no sentir que mi corazón saldría por mi garganta en cualquier momento, simplemente inevitable.
No podía mas, volví mi vista al reloj 4:09, como era posible que Ethan estuviera durmiendo??!?! O alomejor no, esa idea me hizo sonreír enormemente, si mi hermano estaba despierto podíamos jugar juntos hasta que nuestros padres se despertaran pero antes cogí una cosa de mi cuarto sumamente importante.
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Cazadores de sombras: ciudad de los recuerdos guardados
Hayran Kurgu*continuación después de ciudad del fuego celestial escrita por mi* La neblina llega y las armas se alzan, la sangre corre sobre las piedras y la tierra a la par que Raziel desplega sus alas. Cuando crees que todo se acabado y ya puedes dejar de luc...