Capítulo 11

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Una vez que terminó de coordinar todo con su secretaria, decidió volver a la habitación y descansar en uno de esos sillones cómodos que el niño señaló, pero se encontró con una escena que lo dejó ligeramente pasmado.

-Ssshhh. –chistó el niño, llevándose un dedo a los labios. Young Soo cerró la puerta con suavidad.

Miranda estaba dormida con la mejilla apoyada cómodamente en el pequeño hombro de su hijo, pero el resto del cuerpo estaba muy al borde de la cama.

-Onii-san, onii-san.-lo llamó en susurros, Young Soo se acercó, un poco extrañado por la preocupación en sus dulces ojos.-Mi mami se durmió.

-Eso veo.-susurró.

Ryonosuke movió el hombro donde estaba la mejilla de su madre, ella soltó un quejido suave y enternecedor para acurrucarse más contra su hijo.

-Ella se mueve mucho cuando duerme. ¿Puede ayudarme a moverla?

-¿Eh? ¿Yo?

-Usted es fuerte ¿No?

-Bueno... sí.

-Entonces ayúdeme a moverla más hacia el centro.

Young Soo comprendió lo que el niño quería, y pasando por alto el estupor que le provocaba tener que tocar aunque sea por un breve lapso de tiempo a Miranda, rodeó la cama para ir al lado donde estaba arrimada. Ryonosuke lo miraba fijamente, y una vez que posó una mano en el hombro de su madre para empujarla con suavidad, él asintió, como indicándole que podía ejercer más fuerza.

Pero Miranda soltó un suspiro quejumbroso y ladeó el cuerpo, provocando que la mitad de su cuerpo quedara fuera del borde de la cama.

-¡Cuidado!-susurró el niño, desesperado.

-La tengo, la tengo, no te preocupes.

Esta vez colocó una mano la parte alta de la espalda de ella, y una justo a la altura de la parte trasera de sus rodillas. Ejerció una fuerza suave para ladear su cuerpo hacia el centro de la cama, pero Miranda no tenía la misma idea, porque dio media vuelta y terminó justo en los brazos de Young Soo. Él casi cedió a la gravedad por un momento, el peso extra del cuerpo menudo de ella lo tomó por sorpresa.

-¡Onii-san!

Bueno, ya que la tenía en brazos, la acomodaría mejor sobre la cama. Ryonosuke abrió los ojos como un buhito curioso cuando él se estiró en toda su altura, con el cuerpo de su madre descansando en ambos brazos como si pesara menos que una pluma.

-Sugooii, es muy fuerte, onii-san.

Young Soo casi infló su pecho, orgulloso de que Ryonosuke lo mirara con semejante admiración.

-¡Ryo-chan! ¿Cómo está mi paciente favori...?

-¡Sshhh!-chistó Ryonosuke. El director del hospital cerró la boca al instante y miró con curiosidad a Young Soo.

Miranda eligió justo ese momento para moverse, más bien era como si intentara acurrucarse contra la fuente de calor más cercana, y esta era el pecho de Young Soo, restregó la cabeza contra él como un animalito buscando mimos.

Él sintió una corriente eléctrica que lo atravesó de pies a cabeza, y que ella soltara un tierno suspiro no ayudó en nada a esa sensación.

-Creo que interrumpimos algo...

El director y el doctor Kanamori lo miraban con diferentes grados de sorpresa y curiosidad, Young Soo sólo pudo carraspear y buscar la salida más cercana con la mirada, pero con una mujer en brazos esa no era la opción más viable.

Destinos enlazados ┃Latinas en Asia┃EN EMISIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora