Se miró dos veces en el espejo... que prácticamente abarcaba toda una pared que tenía relieves barrocos en los bordes, de hecho todo lo que la rodeaba tenía una decoración exagerada... pero curiosamente elegante y armoniosa, parecía la entrada de un palacio moderno.
Distraerse con los alrededores la ayudó para no gritar con la imagen que le devolvía el espejo antes mencionado, estaba vestida con un vestido negro... lo que, podía ser la vestimenta ideal para cualquiera que visitara ese lugar tan elegante...
Pero su vestido estaba pegado al cuerpo, con un escote en v que no dejaba nada a la imaginación, tampoco el tajo de la falda que dejaba al descubierto su pierna izquierda, donde estaba el tatuaje en honor a sus padres.
Y por si eso no fuera poco... el vestido se complementaba con un antifaz negro con detalles de encaje.
Pero qué mier...
-Ahí estás, mi querida leona. Te busqué por todas partes.
Esto es un sueño, ¿Verdad? tiene que ser un sueño.
Dio media vuelta para encontrarse con un hombre de metro noventa de alto, hombros anchos, vestido con pantalones de vestir negro, camisa blanca con los primeros botones desabrochados y un saco de vestir también negro que se adaptaba muy bien a su figura. Y por si todo ese oufit fuera poco... llevaba el mismo antifaz negro, sin detalles de encaje. Miranda conservó la absurda esperanza de no reconocerlo... pero cuando sonrió, ya no podía dudar de su identidad... solo Young Soo podía verse así de papasito con traje y antifaz.
-¿A mí? ¿Por qué?
-Para escoltarte a la fiesta, por supuesto.
-¿Qué fiesta?
Estaba tan aturdida que dejó que envolviera el brazo alrededor del suyo para guiarla solo Dios sabía dónde.
-A la que vamos a entrar ahora.
-Pero por eso-insistió, molesta- ¿Qué clase de fiesta es? ¿Y por qué estoy vestida así? ¡No recuerdo la última vez que usé un vestido como este! ¡Quiero quitármelo en este instante!
-Uuhhmm. Eso suena muy tentador, leona. Puedes usar mis manos si tienes dificultades...
-¡Aah!-chilló, y casi se ahogó- ¡No quise decir eso! Es que...
El sonido de la música hizo eco en el pasillo, agudizó el oído para reconocer la melodía.
-Un momento ¿Eso es un tango?
-Vienes del país del tango, debes reconocerlo mejor que yo.
Efectivamente, a medida que avanzaban por el pasillo, la melodía del tango, uno de los clásicos, se hacía más clara... al igual que el sentimiento de irrealidad.
Dicho sentimiento se acrecentó a niveles impensables cuando llegaron al gran salón donde era la dichosa fiesta, a Miranda no le alcanzaba la vista para procesar todo lo que veía, había mesas con invitados que charlaban y reían, velas en candelabros elegantes... apostaba que más caros que su sueldo de un año, o incluso dos, todos los invitados tenían ropas elegantes que gritaban que era de la alta sociedad... y lo único que los hacía formar una especie de unidad era los antifaces, hasta los meseros que iban con sus bandejas de un lado al otro los llevaban.
-¿Bailas conmigo, leona?-preguntó Young Soo, señalando la pista con un cabeceo.
-¿Eh? ¿Por qué haría algo así...?
No pudo evitar soltar un chillido cuando Young Soo no dudó en arrastrarla hasta la pista, que era la atracción principal de todo el lugar porque había varias parejas moviéndose al ritmo del tango que la orquesta tocaba en el escenario.
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Destinos enlazados ┃Latinas en Asia┃EN EMISIÓN
Storie d'amoreEl futuro parecía brillar para Miranda Ocampo tras trasladarse a Seúl para estudiar el idioma coreano en una de las universidades más prestigiosas. Sin embargo, una tormentosa relación de una noche cambió sus planes para siempre. Al descubrir que es...