Park Young Soo era un hombre con una misión y un ramo de flores en la mano izquierda. Era más fácil pensar en esto como una misión, y no un deber; la misión consistía en ver a su hermano, dejar las flores, e irse.
Pero por más que le pesara admitirlo, dejar las flores en la tumba de su hermano era un deber, no una misión. Uno que había evitado desde que llegó de Estados Unidos hace dos días. Asistió al funeral, vio llorar a su madre, padre, amigos cercanos de la familia, amigos cercanos de su hermano... la mitad del país había llorado su muerte.
Y él también, en privado. También había gritado toda la furia que tenía contra su hermano cuando aún vivía. Furia e impotencia por no estar ahí en ese momento tan crucial: podría haberlo obligado a no conducir borracho por la autopista, prácticamente podría haberlo atado a la pata de la cama, pero no, él estaba en un viaje de negocios en China tratando de aumentar y mantener la fortuna familiar, tal como venía haciendo desde los veinte años, cuando su padre decidió que ya era momento de que asumiera la presidencia. Su hermano, Park Dae-Hyun, era un joven de quince años en ese entonces, y decidió que sería todo lo contario a él: en vez de vivir para los negocios, viviría de los negocios, así rigió su vida los siguientes doce años. Pensaba que era algo bueno que su hermano mayor sea tan poderoso, y siempre se metía en todos los problemas imaginables con la seguridad de que su querido hermano Young Soo lo sacaría de ellos. Probablemente pensó que también podría liberarlo de la multa por conducir borracho, y si no fuera por el camión con el que embistió de frente, Young Soo lo habría liberado de dicha multa y el posterior escándalo en los medios.
No le habría importado hacerlo, fue su tarea doce años seguidos, un escándalo más no era nada, su padre seguro le habría dado un regaño que al final no era uno, su madre le habría gritado por enésima vez que ya era momento de sentar cabeza y seguir el ejemplo de su hermano mayor, lo que habría llevado a una discusión sobre que Dae-Hyun nunca sería como el serio, estricto y aburrido Young Soo.
A él no le habría importado escuchar eso por enésima vez, y después de que el calor de la discusión se enfriara, llevar a Dae-Hyun a su oficina dentro de la mansión para hablar con él no como el presidente de la empresa familiar, sino como el hermano mayor que sólo se preocupaba por su felicidad y su futuro. Dae-Hyun se habría mostrado reticente, como siempre, pero luego cedería y lo escucharía... aunque todo el discurso se le escapara por la otra oreja. Ambos, al final, admitirían que los sermones eran inútiles, y optarían por hacer algo mucho más productivo: tratar de ganarle al otro en un videojuego.
Inspiró profundamente. La misión estaba ahí, frente a él, un gran edificio de granito, dentro residía la urna funeraria de Dae-Hyun, y pasaron dos días del primer aniversario de su muerte, así que debía entrar y dejar el ramo de flores y... ¿Hacer qué? ¿Contarle alguna novedad de su aburrida vida de empresario? ¿Decirle que madre estaba en terapia y que padre se encerró en sí mismo y no sale de la mansión desde hace un año?
Suspiró, no, no tenía ninguna buena novedad para contarle, y tampoco creía en hablarle a una vitrina, por más que esta contuviera la urna con las cenizas de Dae-Hyun. Sólo le presentaría sus respetos junto con las flores y huiría de ese lugar, que francamente ya estaba sofocándolo, y eso que no había entrado todavía.
Suspiró una vez más, siguió el sendero de piedras que daban a la entrada principal del gran y suntuoso edificio de granito blanco, después solo le quedaba subir cinco escalones también de granito y ya estaría dentro.
Estaba técnicamente dentro cuando los movimientos de un niño le llamaron la atención, él estaba de espaldas, y dejaba pequeñas flores blancas en cada vitrina que su pequeña estatura alcanzaba, después de completar toda la fila de la pared lateral, dio media vuelta y empezó a correr, y ahora que podía ver su cara, todo su cuerpo quedó paralizado como si un rayo le hubiera caído justo en la cabeza.
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Destinos enlazados ┃Latinas en Asia┃EN EMISIÓN
RomanceEl futuro parecía brillar para Miranda Ocampo tras trasladarse a Seúl para estudiar el idioma coreano en una de las universidades más prestigiosas. Sin embargo, una tormentosa relación de una noche cambió sus planes para siempre. Al descubrir que es...