-Tienes fiebre, Park Young Soo.-insistió Miranda, después de verificar el número en el termómetro digital.
Young Soo volteó los ojos y trató de no suspirar, estaba acostado en la cama, ya faltaba poco para el almuerzo y Miranda decidió controlar su temperatura... como lo hacía cada dos horas.
Como un relojito.
-No tengo fiebre.-trató de insistir, pero ella miraba la pequeña pantalla del termómetro con una seriedad que le causó más ternura que hastío.
-Tienes 37.5.
-Tenía la misma temperatura hace dos horas.
-No, tenías 37.3, el rango normal es 37.2, y considerando tu caso...
Solo la vio hablar sobre la temperatura corporal y las implicaciones si llegaba a los 38°, se debatía entre la ternura y las ganas de decirle que no tenía que ser tan obsesiva...
-Yo que tú aceptaría todo lo que dice, Young Soo.
Daiki estaba en una esquina como mero observador, con los brazos cruzados en el pecho y admirando el parloteo de Miranda con cierta... ¿Nostalgia? Young Soo no podía descifrarlo.
-No tengo fiebre, Miranda.-dijo con voz firme, y ella asumió esa pose de "no te atrevas a contradecirme, millonario idiota".
-Tengo que ir a la recepción para que hablen con el chef, cuando vuelva te controlaré otra vez, y si subiste otro céntimo, nos vamos al hospital ¿Entendido?
Ella se alejó de la cama para dejar el termómetro en el botiquín, después buscó una de sus libretas, la abrió para revisar la información que solo ella podía leer.
-¿No hablaste con el chef ayer?-preguntó con verdadera curiosidad.
-Sí, pero tengo que pedirle que cocine la misma sopa de ayer con más verduras, si la fiebre continúa subiendo necesitas más nutrientes.
-Que no tengo fiebre...
-Y además, no te causó náuseas, así que podemos asumir el riesgo de agregarle más nutrientes... solo tendré que sugerir que no le ponga sal, ya las verduras le darán sabor a la sopa y no hace falta que lo condimente tanto... no considerando si tienes reflujo después... el otro día tuviste un poco...
Verla parlotear mientras leía sus notas era enternecedor, tomaba su papel de cuidadora muy en serio.
-Bien.-cerró su libreta, decidida-voy a hablar con el chef y regreso.
-Leona... los chefs son muy orgullosos, no creo que acepte que le cambies el menú otra vez.
-Solo le pedí que lo cambie una vez.-contestó, en tono de reproche.
-En realidad fueron dos, en la cena de ayer y en el desayuno hoy.
-¿Cómo pretendía que comieras un estofado grasoso y con quince condimentos diferentes cuando apenas te recuperaste de las naúseas? No pagas unas de las habitaciones más caras de este hotel como para que no cedan en algunos cambios en el menú de tú comida. Y en el desayuno solo pedí que cambiaran la leche entera por una deslactosada. No fue un gran cambio.
-Pero también pediste jugo natural, y fuiste muy específica en lo natural que tenía que ser la fruta. Nada de jugo en botella ni nada de edulcorantes artificiales.-dijo, apretando los labios para no reírse.
Daiki no fue tan sutil y sí soltó una risita mientras Miranda ponía los brazos en garra, negada aceptar que estaba siendo muy controladora.
-¡Es que los jugos artificiales tienen muchos componentes que quitan la verdadera nutrición de la fruta! Era jugo natural o nada, punto, ahora voy a tener que verificar dos veces con la recepción antes que traigan la comida...
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Destinos enlazados ┃Latinas en Asia┃EN EMISIÓN
RomanceEl futuro parecía brillar para Miranda Ocampo tras trasladarse a Seúl para estudiar el idioma coreano en una de las universidades más prestigiosas. Sin embargo, una tormentosa relación de una noche cambió sus planes para siempre. Al descubrir que es...