Capítulo 38

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-Oh... no... Dae-hyun... Dae-hyun no se atrevió... no hizo...

-¿Young Soo?

Young Soo perdió todo el color en el rostro, y parecía que el mundo se le vino encima por cómo sus rodillas se aflojaron, Miranda dejó de lado el dolor por los recuerdos y se acercó para guiarlo a la silla del comedor.

-Por favor... dígame que mi hermano no...

Él se dejó sentar en la silla, estaba demasiado estupefacto, Miranda no podía entender lo que pasaba por su mente en esos momentos... pero sí se preocupó por su palidez, siempre se mostraba tan fuerte y digno... como si nada ni nadie fuera capaz de derribarlo.

-Tranquilo, Young Soo... trate de respirar...

-Dae-hyun...-jadeó, y sujetó el brazo de Miranda, obligándola a que lo vea a los ojos.

Había tal desesperación y agonía en ellos... el corazón de Miranda se estrujó.

-Dae-hyun... la forzó ¿Verdad? por eso... por eso lo odia tanto...

-¿Forzarme...? –estaba tan preocupada por él que olvidó el tema de conversación-¡Ah! No, claro que no.

-¿No?-cuestionó, consternado y mareado.

-No... míreme, Young Soo-pidió, posando ambas manos en sus mejillas para que centrara su atención en ella-Dae-hyun no me forzó en ningún sentido... lo que pasó esa noche... fue con mi consentimiento.

Él negó con la cabeza, sin poder creerle todavía. Miranda sintió que su corazón se estrujaba otra vez, no podía culparlo por llegar a esa conclusión... pero no sabía si sentirse conmovida o asustada por su reacción.

-Young Soo-habló con voz más firme-repito, su hermano no me forzó... la relación que tuvimos esa noche fue con el consentimiento de ambos.

Esas palabras llegaron, finalmente, recuperó parte del color y respiró con más tranquilidad, Miranda apartó las manos de sus mejillas a pesar que todavía deseaba consolarlo... pero lo mejor que podía hacer por ambos era mantener la distancia.

-Bien... -suspiró-entonces... por un momento pensé...

Miranda también suspiró, y ya que él seguía sentado en la silla, se agachó para quedar un poco más a su altura para poder ver esos hermosos y confusos ojos café.

-Su hermano... me salvó esa noche, Young Soo.

-¿Eh?

Volvió a suspirar y a organizar los recuerdos que tanto se esforzó por reprimir.

-Fue un caballero en su blanco corcel rescatando a una damisela en apuros... que en este caso sería yo. Un hombre quería forzarme a bailar con él en un club... Dae-hyun apareció de la nada, rescatándome.-a pesar todo, esa parte de los recuerdos la hacía sonreír-fue muy épico, la verdad.

-Mi hermano no hacía nada a medias.-logró decir Young Soo con una sonrisa triste.

Young Soo era un hombre de negocios, responsable de la fortuna familiar y del futuro de muchos trabajadores... pero también era un hermano, uno que perdió a su hermano menor en un trágico accidente sin darle la oportunidad de despedirse...y cargaba con ese dolor en soledad..., a pesar de eso, no lo vio lamentarse ni una vez, la tristeza era visible en sus ojos... pero no pasaba de eso, nunca la manifestaba.

Era igual que ella en ese sentido.

-Sí... ya que quiere entender lo que pasó... le diré todo.

-No... Miranda... si no quiere decirlo...

-Es tarde para arrepentirse.-dijo con una sonrisa triste. Cerró los ojos después de suspirar para organizar los recuerdos, también arrastró otra silla para sentarse frente a él, ya que no confiaba en la estabilidad de sus rodillas mientras contara la historia.

Destinos enlazados ┃Latinas en Asia┃EN EMISIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora