Capítulo 49

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<<... y para mi niño hermoso, le dejo todas mis posesiones más preciadas: diccionarios de edición limitada y de tapa dura de coreano, español y japonés... también el control del fideicomiso que Yamagawa Daiki dejó para estudios universitarios. Ninguno de la familia Park puede tocarlo.

Y sí, me refiero a usted, Park Min So. Es dinero que mi esposo ganó con mucho esfuerzo y dedicación, si llega a tocar un yen antes que mi hijo, la perseguiré en sus peores pesadillas y la agarraré de las patas mientras duerme...>>

Miranda se agarró la cabeza y trató de no ceder a la histeria por enésima vez en un lapso de hora y media, que es más o menos el tiempo que pasó desde que Young Soo descubrió su secreto en el baño y le lanzó esa sonrisa pícara y seductora...

-Quiero matarlo. No, es demasiado, mejor lo dejo ciego, o hago que pierda la memoria de largo plazo. Aaaayyyyy. Por qué, por qué, por qué, poooor quéee.

Bueno, sí sabía por qué: fue un descuido, no dejaba ese objeto en particular a la vista de todo el mundo... pero ahora que vivía relativamente sola en el anexo, no tenía tanto cuidado dónde lo dejaba.

Pero por qué, de todas las personas que podían verlo, tenía que ser justo Young Soo... pooor quéee...

-¿Cómo hago que pierda la memoria? Ya tiene migrañas... pobre, no creo que sea justo golpearlo cuando ya está sufriendo por esas migrañas...

-¿Miranda?

Casi saltó al techo del susto, Min So estaba frente a ella, a unos pasos de la habitación de Ryonosuke, tan bella y elegante como todos los días.

-Buenos días, señora Park-saludó, inclinando la cabeza.

-¿Por qué hablaba sola?

-¿Yo?

-¿Hay otra Miranda en esta casa?

-No que yo sepa, señora Park.

No era momento de respuestas intrépidas, Min So apretó los dientes, vio el regaño en sus ojos oscuros...

Estaba tan acostumbrada que ya no le afectaba.

-Vino a despertar a Min ho ¿Verdad? el desayuno estará en media hora, procure que esté listo.

-Sí, señora Park.

Min So pasó por su lado con un gesto de superioridad que despertó en Miranda el deseo infantil de sacarle la lengua mientras no la veía...

Pero no cedió a ese deseo, actuó como adulta dueña de su destino (no así de sus emociones) y renovó la caminata hasta la habitación de Ryonosuke. En cada paso que daba pensó en lo problemático que sería cruzarse a Young Soo, si fuera por ella, no lo vería el resto del día... o el resto de la vida de ambos.

-Ryoo, corazón, buen día...-cantó con suavidad y sacudiendo su hombrito de la misma manera.

El niño se quejó, como casi todos los días y se levantó de la cama para ir al baño a asearse, Miranda lo esperó afuera y mató el tiempo observando la habitación... con la esperanza de que eso la ayudaría a tranquilizarse y olvidar lo que pasó en el anexo.

-Mami ¿Estás bien?

Ryo salió del baño, ya listo para sacarse su pijama de seda azul, Miranda creía que con ese conjunto se veía como un pequeño hombrecito, y su corazón se llenaba de ternura.

-Sí, corazón ¿Porqué preguntas?

-Porque estás un poco roja.

Con todo lo que hizo y dijo Young Soo en menos de doce horas, tengo razones para estar de todos los colores del arcoíris.

Destinos enlazados ┃Latinas en Asia┃EN EMISIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora