Capítulo 36

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Young Soo contempló la escena que lo recibió después que regresó con el café: Miranda estaba sentada en el costado y el pequeño Ryonosuke acurrucado como un cachorrito mimoso. Aunque esta escena la veía todos los días, esta vez tenía un significado distinto porque estaban en el hospital... con el miedo y la incertidumbre invadiendo su corazón en vez de la ternura.

Ella lo vio en el umbral de la puerta y se levantó con cuidado para no perturbar el sueño del niño, recibió el café con una media sonrisa agradecida... aunque sus ojos delataban la misma preocupación e incertidumbre; esperaban que todo eso desapareciera cuando el doctor les informara que el hígado de Ryonosuke se mantendría fuera de peligro.

-¿Cómo está? ¿Ya saben lo que tiene?

La abuela Min So llegó poco después, Young Soo le informó lo que ya sabían y entró en la habitación para contemplar al niño mientras dormía.

-Realmente no entiendo, coordino cada comida con la cocinera, Miranda también, llamé a la escuela antes de que lo admitieran para informarles de su enfermedad y que llevaría su propia comida...-comentó minutos después, los tres estaban reunidos fuera de la habitación para que Ryonosuke no escuchara el debate de los adultos.

-Eso mismo le dijimos al doctor, mamá.

-¡Es imposible que una comida le cayera mal!-insistió-la carne es fresca, todos los productos que usamos lo son...

Miranda se abstuvo de suspirar, Min So insistiría en la calidad de la comida y señalar a otro posible culpable... que podía no existir, luchaban contra un enemigo impredecible, uno que no le quitaba el sueño desde hace varias semanas porque pensó que el niño por fin tenía estabilidad...

-¿Mami?

Regresó a la habitación, su niño estaba boca arriba, ya menos pálido, pero su expresión luminosa y alegre no había regresado.

-¿Qué pasa, mi niño hermoso?-se acercó para acariciar su frente, sus adorables ojitos color chocolate la miraron en busca de respuestas.

-¿Ya me puedo ir?

-Todavía no, corazón, el doctor quiere estar seguro de que no te sentirás mal como esta mañana.

-¿Dijo que fue por algo que comí?

-Sí... pero no estamos seguros que sea por eso, ya que controlamos cada comida... ¿Y sabes por qué, verdad?

-Por la enfermedad de Wilson, la que tenía mi papá Dae-hyun.

-Exactamente.

-¡Min ho! Mi pequeño ¿Cómo te sientes?

Min So se acercó del otro lado para también acariciar la frente de Ryonosuke con ternura y los ojos llenos de preocupación. Miranda quería decirle que disimulara un poco, si el niño la veía angustiada, él también se angustiaría... más de lo que ya estaba.

-Mejor, abuela. Pero ya quiero irme, no me gusta el hospital...

-Lo sé, cariño. Es como tu mamá dijo hace rato: el doctor no te dejará ir hasta asegurarse de que no te sentirás mal como esta mañana.

Él suspiró y se acurrucó del lado de su madre, quien trató de consolarlo con tiernas y suaves caricias en la cabeza.

Mantuvieron el silencio por un tiempo hasta que el doctor, con el mismo especialista de la enfermedad que Young Soo llevó a Japón, llegó para confirmarles que los niveles de cobre en la sangre del niño se mantenían estables de momento... e insistieron que alguna comida de su dieta diaria provocó los vómitos de la mañana. Miranda, Min So y Young Soo insistieron que no era posible, ya que controlaban cada comida que él ingería...

Destinos enlazados ┃Latinas en Asia┃EN EMISIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora