Capítulo 12

89 17 5
                                    

La expresión del mundo desmoronándose iba muy bien para lo que estaba sintiendo Miranda en ese momento, los números se veían borrosos, no los entendía... pero eran la causa de que su hijo estuviera en el hospital.

Y Young Soo quería atribuirle parte de la culpa... ¿De verdad era tan incompetente como madre?

Young Soo mantuvo la misma expresión imperturbable mientras observaba cómo Miranda trataba de no desmoronarse ante sus ojos...

-Kiiisaamaaa ¿¡Cómo te atreves a tratarla así!?

Young Soo no se perturbó mientras un hombre se ponía al lado de Miranda para gruñirle como un perro rabioso. No debería extrañarle que alguien saliera a su favor ya que estaban en su territorio.

-Tiene que decidirse pronto, Miranda-san, no me conocen por ser un hombre que hace todo a medias...

-¡Ella no tiene que decidir nada!

-¿Decidirme? ¿Mudanza o deportación?

-Es por el bien de Ryonosuke.

-No está pensando en su bien, solo en el suyo, Young Soo. Quiso quitarme a mi hijo desde un inicio.

-Puede pensar lo que quiera, Miranda-san. Mi propuesta sigue en pie: mudarse conmigo a Seúl o denunciarla para que la deporten sin posibilidad de pelear por la custodia de Ryonosuke.

-Usted no...

-¡... no puede hacerle eso! ¡Es su madre, maldita sea! ¡No tiene derecho a quitarle su madre a un niño!

-¿Le puede decir a su defensor que baje el tono, Miranda-san?-murmuró, dando una mirada de reojo a ese impertinente que se atrevía a interrumpir una conversación privada.

-¿Qué defensor?-preguntó ella, su desconcierto era tan genuino...

-Al idiota que está gruñendo como perro rabioso...

-¿¡A quién le dice perro rabioso, hijo de...!? Espere. ¿Puede verme?

-¡Claro que puedo verlo si está justo...!

-¿A quién ve? ¿De qué defensor está hablando?

-¿Puede verme, verdad?

Young Soo no encontró palabras, sólo imágenes que vinieron a su mente como flashes intermitentes: unas de Miranda junto con un hombre que era muy parecido al que estaba frente a él en ese momento... su esposo y padre de crianza del pequeño Ryonosuke: Yamagawa Daiki... quien se supone murió hace dos años.

Ahí estaba la palabra clave: muerto.

-Tengo que retirarme. Recordé... recordé un asunto muy importante.

Miranda le lanzó una mirada desconcertada, tanto que lo habría hecho reír si no sintiera un sudor frío en todo el cuerpo.

Se levantó con rapidez y no hizo caso de los llamados de Miranda, solo pensó en salir de ese lugar, se negaba a creer que vio e intercambió un par de palabras con un fantasma...

Sacudió la cabeza, eso debió ser una mala alucinación, una producto de su mala noche de sueño... o quizás por todas las malas noches de sueño acumuladas desde hace un año...

-¿Puede verme, verdad?

Daiki apareció justo frente a él, de la nada misma, pegó un grito sin poder evitarlo... un grito que sonó bastante femenino a sus oídos...y bastante humillante.

-No... yo no...

-¡Sí puede!-festejó Daiki con una sonrisa que hizo notar unos atractivos hoyuelos en sus mejillas.-esto es impresionante, y puede entenderme ¿Habla japonés, verdad?

Destinos enlazados ┃Latinas en Asia┃EN EMISIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora