Pasaron siete días, doce horas y treinta minutos desde que Miranda se fue a Ulsan. El mundo seguía girando, el sol salía y se ocultaba en el horizonte, la rutina rara vez se veía interrumpida...
Pero Young Soo sentía que los días eran eso, solo días, con una rutina bastante monótona... por no decir aburrida. Aunque, si era justo, los únicos momentos donde los días no eran días eran los que pasaba con Ryonosuke... pero nadie le podía negar que el niño perdió un poco de vitalidad desde que su mamá se fue. Es verdad que volvió a ser el mismo desde que pasó el primer fin de semana en Ulsan, de hecho regresó con varias anécdotas de su madre y él recorriendo el pueblo, hasta lo llevó a conocer la clínica donde recibía los tratamientos... solo podía imaginar a ambos siendo lo que eran antes de mudarse a Seúl: una familia de dos contra el resto del mundo.
Anhelaba acompañarlo un fin de semana... pero era eso, un anhelo, si lo hacía realidad estaba seguro que la leona lo comería de un bocado, después de todo lo que pasó merecía tiempo a solas con su cachorrito, así que no tenía problema en quedarse en casa si eso significaba que ella estaría más tranquila y feliz.
-¿Ya pensaste en un nombre para el gato, querido Min ho?
Su madre tuvo la grandiosa idea de regalarle al niño otro gato, esta vez macho, de la misma raza que Princess, solo unos días después que Miranda se fue... más precisamente lo trajo el martes por la tarde, justo cuando Young Soo trajo a Ryo de la escuela. Ya era día jueves... y era evidente para todos que el niño no tenía la misma conexión con este nuevo felino como lo tuvo con Princess, las veces que interactuaron podían contarse con los dedos de una sola mano.
En ese momento el gato estaba sentado en el piso cerca de él mientras cenaban, y solo lo miró con poco interés antes de contestar a su abuela:
-No.
-¿Por qué no, querido?-cuestionó Min So, bastante extrañada-con Princess no demoraste ni dos horas en ponerle su nombre, no podemos decirle "gato" al gato por siempre...
-¿Por qué no? Responde a ese nombre de todos modos.
Won-hae y Young Soo se quedaron mudos, el silencio se instaló en el comedor, solo se rompió cuando Min So dejó los cubiertos en el plato.
-Min ho, ¿No te gusta el gato? Si es así puedes decírmelo y lo devolveré.
-¿Miaau?
Young Soo sintió empatía por el pobre animal, eso lo impulsó a decir:
-Mamá, ya estuvo unos días con nosotros, no podemos devolverlo así como así.
-Si te preocupa que no encuentre un hogar, eso es impensable, su raza es muy codiciada y está entrenado, por supuesto que puede encontrar un dueño que sí lo quiera.
Tanto Won-hae como Young Soo se agarraron la cabeza, Ryo hizo una carita como si lo hubieran golpeado justo en el corazón y bajó la mirada con aire triste.
-Yo no lo quería...-murmuró.
-Habla más fuerte, Min ho. No puedes murmurar en la mesa.
-Yo no lo quería.-repitió, alzando la cabeza, el fuego en sus ojitos era igual al de su mamá cuando enfurecía.-porque no sabía que ibas a comprarlo, si me hubieras consultado te habría dicho que no quería otro gato.
-Lo traje porque decidiste darle a Princess a tu madre sin consultarlo con nosotros, y te quedaste sin mascota. Todo niño tiene una mascota a tu edad.
-Me hubiera gustado que me consultaras primero, abuela.
-Suenas igual a tu madre cuando hablas así. Es un regalo, Min ho, los regalos rara vez se consultan. ¿Ella no te enseñó eso?
-Sí, y también me enseñó que una mascota es una gran responsabilidad, y debiste consultarme si estaba dispuesto a asumirla.
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Destinos enlazados ┃Latinas en Asia┃EN EMISIÓN
RomanceEl futuro parecía brillar para Miranda Ocampo tras trasladarse a Seúl para estudiar el idioma coreano en una de las universidades más prestigiosas. Sin embargo, una tormentosa relación de una noche cambió sus planes para siempre. Al descubrir que es...