Por lo general después de un examen Daiki la dejaba dormir hasta tarde, aunque Miranda tenía incorporado por fuerza de la costumbre levantarse apenas sonaba la alarma, no obstante, Daiki la consentía después de un examen porque vivía con ella todo el estrés previo...
Pero ese día tuvo que levantarse apenas sonó la alarma, como todos los días desde que Daiki falleció. Se acostumbró a su ausencia, pero eso no significaba que no anhelara tenerlo a su lado en ese momento.
Miranda respiró profundo, impidiendo así que los recuerdos la abrumaran o la dejaran demasiado sensible como para iniciar el nuevo día, y se preparó para ir a despertar a Ryonosuke. Tenía la breve esperanza de no encontrarse a Young Soo tan temprano, pero dado que su habitación quedaba en el mismo pasillo, siempre lograba verlo antes que entrara a ducharse después de su rutina de ejercicio.
Verlo con ropa deportiva era un deleite en sí mismo... aunque se negó a admitirlo porque no quería pensar en él como alguien visualmente atractivo, aunque tenía que sufrir de cataratas o ser una negadora extrema para no admitir lo obvio: Young Soo era atractivo, guapo. Un papasito.
-Niiioooo... -refunfuñó Ryonosuke cuando Miranda sacudió con suavidad su hombro para despertarlo.
-Buen día, corazón.
Soltó una risita cuando su niño se ocultó bajo las mantas, buscó sus pies para hacerle cosquillas, él la esquivó entre risitas, y ahora parecía una oruga huyendo bajo las mantas hasta el otro extremo.
-Arriba, arriba, Ryo, tienes que desayunar e ir a la escuela.
-Tu mamá tiene razón, dragoncito.- dijo Young Soo desde el umbral de la puerta. Miranda se negó a darse vuelta... pero no hacía falta, sabía que él estaba sonriendo con ternura. La pequeña oruga salió del escondite, con el pelo alborotado como una cacatúa de pelo negro y con ojitos somnolientos.
-Sólo quería dormir cinco minutitos más...-protestó, y se dejó caer de costado en el enredo de sábanas.
El corazón de Miranda se desbordó de ternura y lo ayudó a salir del enredo que él mismo había provocado y lo guió hasta el baño, Ryonosuke por lo general se despertaba de buen humor, pero como todo humano, a veces sólo quería dormir un poco más antes de enfrentar la rutina, en esos días era muy difícil no morir de amor cuando arrastraba los pies hasta el baño como un zombie dormilón y un poco gruñón.
-Hoy el dragoncito se levantó con la batería baja ¿Eh?-murmuró Young Soo con una sonrisa divertida.
Ambos estaban en el umbral de la puerta del baño, vigilando a Ryonosuke mientras se restregaba los ojitos y preparaba su cepillo para lavarse los dientes.
-A veces pasa.-contestó Miranda correspondiendo su sonrisa solo por unos segundos.
-Con respecto a lo de anoche...
-¡Corazón, despacio, te puedes lastimar las encías!
Ryonosuke se cepillaba muy bien los dientes, pero cuando estaba adormilado no controlaba sus movimientos, Miranda acudió en su rescate, no estaba huyendo de la conversación... los dientes de su niño eran más importantes.
También su cabello, ya que le encantaba esa ceremonia en particular, Ryo no confiaba a nadie más su flequillo alborotado. Terminada esa tarea, procedió a vestirse, Miranda y Young Soo se retiraron para darle privacidad.
-Con respecto a lo de anoche...-intentó Young Soo una vez más, con un murmullo más sutil porque estaban en el pasillo.
-¿Anoche qué?
-Tenemos que hablar...
-No tenemos nada que hablar.
-¿Puede dejar la terquedad por un minuto y escucharme?
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Destinos enlazados ┃Latinas en Asia┃EN EMISIÓN
RomanceEl futuro parecía brillar para Miranda Ocampo tras trasladarse a Seúl para estudiar el idioma coreano en una de las universidades más prestigiosas. Sin embargo, una tormentosa relación de una noche cambió sus planes para siempre. Al descubrir que es...