-Oooh... ¿En serio usas tantos relojes, tío Young Soo?
-No todos... pero la gran mayoría, sí.
Ryonosuke estaba explorando el vestidor de Young Soo, donde sus trajes y accesorios estaban estratégicamente organizados.
-Mi vestidor también es así de grande... pero no tengo tantos relojes... o corbatas... solo tengo la corbata de la escuela.
Young Soo soltó una risita y revolvió el abundante cabello del niño.
-¿Quieres otra corbata?
-La verdad, no, solo la uso porque la escuela la exige... creo que no va con mi estilo.-añadió con una sonrisa torcida, que delataba su lado anti sistema. Young Soo contuvo la risa a duras penas.
-Me parece muy bien, dragoncito... ¿Puedo confesarte algo?-susurró, agachándose un poco para estar a la misma altura.
-¿Qué?-susurró también Ryonosuke.
-Yo también uso corbatas porque la formalidad de mi trabajo lo exige... si fuera por mí, no las usaría nunca.
Ryonosuke abrió sus ojitos con sorpresa, y también se sintió honrado de que Young Soo le confesara semejante secreto.
-Son muy molestas ¿Verdad?-asintió el niño, bien serio.
-Oh, sí.
-¿Ryonosuke?-lo llamó Miranda desde la habitación.
-¡Ya voy, mami! Tu secreto está a salvo conmigo, tío Young Soo.-prometió con la misma seriedad, e incluyó unos golpecitos en su brazo, como todo un hombrecito capaz de cumplir sus promesas.
Young Soo no supo cómo aguantó no reírse con ternura en ese momento. Sólo asintió y lo vio acudir al llamado de su madre, quien venía a buscarlo porque era hora de supervisar sus tareas de la escuela... y él aprovechó ese tiempo para darse un baño, ya que faltaba poco para la hora de dormir, y ya era parte de su rutina darse un baño mientras Ryonosuke estudiaba, después del estudio tenían sus horas de ocio y cada uno a dormir.
Y a pesar que Young Soo hacía su rutina de manera automática, ese día algo cambió: efectivamente tuvo que quitarse el uniforme de empresario, encender la ducha, ponerse bajo ella y dejar que el agua caliente eliminara todas las tensiones y preocupaciones acumuladas durante el día. Salía de esa lluvia gloriosa con el cuerpo y la mente más ligera, se secaba y se aplicaba los productos post ducha, como la crema para hidratar su cara y otra para el cabello.
Hasta que llegó a la colonia que a su vez también funcionaba como una loción corporal, la cual estaba en el mismo cesto de los productos anteriores, lo miró por unos valiosos segundos, analizando si era necesario usar esa colonia-loción en particular. Revisó el cajón donde guardaba los repuestos, ya que siempre prefirió tener varias botellas del mismo producto para más eficiencia.
Aunque, en el caso de la colonia, descubrió que tenía otras que no usaba... no porque no le gustaran, sino porque eran regalos de familiares o empleados, y rara vez hacía un cambio porque era un hombre de hábitos...
<<Su colonia es muy fuerte, Young Soo...>>
Pero no eran hábitos tan estrictos, podía cambiar un producto de su rutina de vez en cuando, no porque pensara en el bienestar de una persona en particular, sino porque le venía bien usar una colonia nueva... y si no afectaba a la nariz súper sensible de quien criticó la anterior, la seguiría usando... no por ella en particular, por supuesto.
Aunque, un día después, esa nueva colonia no afectó la nariz súper sensible de Miranda. Es más, hasta admitió que le gustó... y a él también le gustó que le gustara.
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Destinos enlazados ┃Latinas en Asia┃EN EMISIÓN
RomanceEl futuro parecía brillar para Miranda Ocampo tras trasladarse a Seúl para estudiar el idioma coreano en una de las universidades más prestigiosas. Sin embargo, una tormentosa relación de una noche cambió sus planes para siempre. Al descubrir que es...