Capítulo 56

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-Sí.-contestó Young Soo, estaba usando la fuerza de sus brazos para estar encima de ella sin tocarla, pero decidió descender un poco hasta que quedaron nariz con nariz.-¿Quiere saber qué soñé?

El cerebro de Miranda sufrió un cortocircuito, la cercanía era peligrosa, amenazaba con sofocarla, y no podía pasarle eso... tenía que pensar con claridad...

-N...no, precisamente...

Él esbozó una sonrisa digna de quitar el hipo y el sentido común y sintió el calor de su mano en la cadera por encima del pijama... pero su intención era deslizar la tela para tener contacto con la piel, y lo logró. Ella hizo todo lo humanamente posible para contener un jadeo.

-¿Segura?

-No juegue conmigo, Young Soo, esto es rídiculo...

-Uuhmm.-murmuró, y frunció el ceño cuando la miró con más atención-se lastimó la nariz...

-¿Qué?

Rozó la nariz con la suya con una ternura que la tomó sorpresa.

-Tiene las fosas nasales irritadas... imagino que es por la alergia... mi pobre leona, no maltrate su nariz de Rodolfo así.

No encontró palabras coherentes para responder, su mirada entre tierna e intensa la tenía paralizada de la cabeza hasta los pies, solo podía dejar que siguiera rozando su nariz... aunque este movimiento también la hizo percartarse de que sus labios estaban cerca, muy cerca, y despertó el deseo más básico y fundamental... quizás esa era la intención de Young Soo... quería tentarla hasta que fuera incapaz de pensar en otra cosa...

-También tiene los labios resecos... eso es por dormir con la boca abierta... quizás necesite un labial para hidratarlos...

O quizás no... quizás estaba realmente preocupado por las consecuencias de la alergia y ella malinterpretó su cercanía...

Ya no pudo decir que lo malinterpretó cuando rozó los labios con los suyos, ella los abrió por puro reflejo, y él aprovechó para capturar el labio inferior con una delicadeza que la hizo temblar, todo esto lo hizo mirándola fijo, casi sin pestañear, parecía desafiarla a que le dijera algo... pero no pudo, la calidez y la humedad de sus labios le nubló el sentido común, solo podía desear que continuara con el beso.

Pero él decidió deslizar los labios hasta el cuello, besó el punto donde la vena yugular latía desbocada, y continuó el camino de besos hasta la clavícula, después al esternón, Miranda arqueó la espalda por puro instinto, y él aprovechó para deslizar ambas manos por debajo del pijama por la cintura... hasta los pechos, ahí ella perdió toda la capacidad para razonar... era más de lo que podía soportar... continuó besándola hasta el estómago, encontró una zona especialmente sensible bajo el ombligo, justo donde estaba el elástico del short de seda que complementaba con la camiseta de tirantes del pijama.

-No...-logró decir, sujetó su cabeza, porque ambos sabían que perdería el sentido común si la besaba más abajo del ombligo.

-Deme una buena razón para detenerme.-dijo él, alzando el torso y deslizando las manos hasta las caderas.

Sus pechos se sintieron un poco abandonados... pero esto le permitió pensar con más claridad.

-Te... tengo más de una razón, en realidad.

-Digame una, y si considero que es buena, volveré a la casa y haremos como que esto nunca pasó.

Percibió el desafío en su voz, sus ojos cafés brillaron con el mismo desafío, Miranda obligó a su cerebro a recopilar todas las razones que alegaban que continuar con eso era una mala idea...

Destinos enlazados ┃Latinas en Asia┃EN EMISIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora