Capítulo 9

95 16 0
                                    

Miranda dejó el celular sobre la mesa, lo miró como si fuera un objeto desconocido, le había gritado, prácticamente, Young Soo colgó de manera tan repentina, y su seguridad en vez de tranquilizarla la desconcertó todavía más. ¿Cómo podía estar tan calmado mientras ella se desmoronaba por dentro?

-No sé qué hacer...

Su mirada se desvió, casi de manera involuntaria, hacia el retrato de Daiki en el improvisado altar en el recibidor. Caminó hasta ahí, o lo mejor sería decir que casi flotó, porque ya no era dueña de sus acciones.

Yamagawa Daiki sonreía en la foto, esta sonrisa marcaba sus pómulos e iluminaba sus dulces ojos color café. Se derrumbó frente a él, física y emocionalmente, se derrumbó.

-Daiki-kun... Daiki...

Liberó toda la tensión acumulada, todo el dolor, toda la frustración e impotencia, lloró intensamente después de mucho tiempo, más especifico, desde que él falleció. A veces lloraba en silencio, cuando Ryonosuke dormía, eran apenas unas lágrimas que después contenía porque sabía que una vez que llorara con todo sentir, no podría detenerse, y fue lo que pasó en ese momento.

-¿Qué voy a hacer ahora? ¿Eh? Me cuesta mucho ser fuerte, Daiki, hiciste que necesitara tus fuerzas. ¡Hiciste que te necesitara! No es justo.

Sabía que sus palabras eran bastante irracionales, pero era difícil serlo cuando se estaba desmoronando. Se sentía herida, abandonada, Daiki siempre estuvo para ella, fue un esposo devoto, cariñoso, la voz de la razón y la calma, incluso en sus peores momentos.

-Ssshh...

Miranda no escuchó eso, ni siquiera sintió la brisa que entró por las puertas abiertas que daban al pequeño patio donde tenían un huerto, antes había unas cuantas flores, pero cuando ella manifestó su alergia al polen, Daiki las desplantó y en su lugar puso un huerto con diversas frutas y verduras que le dieran vida al jardín. Él consideró que no hacían falta unas flores bonitas para darle vida al lugar, las frutas y verduras también eran coloridas, y de paso podían disponer de ellas de manera natural y completamente gratis.

-Daiki-kun... no dejes que nada le pase a mi bebé... por favor...

-Sshh... aquí estoy. Todo estará bien, cariño.

-Me duele la cabeza...

-Descansa, necesitas recuperar fuerzas.

Miranda cerró los ojos, cediendo al cansancio y con un dolor de cabeza tan fuerte que ya no le permitía procesar ningún otro pensamiento. Aunque pudiera hacerlo, no tenía la fuerza ni la capacidad para ver a su esposo, quien suspiró con tristeza al verla acostada hecha un bollito en el tatami frente a su altar.

-Aquí estoy, cariño.-fue lo único que pudo decir mientras se acostaba a su lado, de costado para poder verla dormir.-Aquí estoy...

Cuatro horas más tarde, su celular empezó a chillar con insistencia desde la distancia, se despertó, asustada, el movimiento repentino repercutió en su cabeza como si le hubiera caído un yunque encima, pero trató de omitir el dolor, se levantó y fue de tropiezo a tropiezo hasta la cocina para atender la llamada.

-¡Miranda, por fin! ¿¡Estás bien!? ¡Hace media hora que estoy llamándote!

El tono chillón de Yurika fue como si le dieran con dos yunques más.

-¿Ryonosuke ya despertó?

-Sí pero... no te llamo por eso. Tienes que volver al hospital, ahora.

Destinos enlazados ┃Latinas en Asia┃EN EMISIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora