Capítulo 66

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Miranda estuvo muy ensimismada en sus pensamientos el resto del trayecto hasta Seúl, Young Soo deseó preguntarle por qué, pero una vez en el avión pudo atribuirlo a su falta de sueño, ya que cabeceó varias veces durante el vuelo hasta que se permitió dormir la última media hora. Su pobre leona... ¿No pudo dormir después del encuentro en el cuarto de lavado? Eso era lo más probable, y también se permitió sospechar por qué no lo hizo: seguro estaba sobrepensando lo que pasó y buscaría el modo de huir de él el resto de la semana. No quería que ella continuara negando lo que pasaba entre ellos, le daría un respiro, no podía presionarla: le demostraría que estaba dispuesto a esperar a que se acostumbrara a la idea de que su relación iba más allá de lo físico (ella admitió que lo deseaba, eso era un gran progreso considerando que siempre eregía sus muros contra él).

Aunque disfrutaba ese progreso, su madre arruinó esa pequeña dosis de felicidad. Los primeros dos días después del viaje fueron bastantes tranquilos porque quería darle el tiempo a Miranda para recuperarse (en resumen, lo evitó de maneras muy épicas cuando llegaron a casa, eso le dio a entender que seguía sobrepensando todo y como no podía mantener las manos quietas cuando estaba cerca de ella, decidió alejarse para no espantarla), y no se permitió pensar que su madre volvería al ataque con la cuestión de las candidatas.

Ese martes ella llegó a su oficina, muy elegante y muy risueña, para dejarle un papel con una lista, cuando él sujetó dicho papel descubrió que contenía nombres de veinte mujeres... y no tenía que ser adivino para descifrar por qué estaban ahí.

Decir que empezó a sudar frío no sería una exageración.

-Espero que no sea lo que creo que es.-dijo, conservando un poco de esperanza...

Que Min So no dudó en pisotear con una luminosa sonrisa:

-Por supuesto que es lo que crees, y, de hecho, tienes una cita con las primeras cinco más tarde.

Decir que abrió la boca hasta que la mandíbula tocó el piso tampoco sería una exageración.

-¿Qué?

-No al mismo tiempo, por supuesto, creo que media hora con cada una es suficiente para no perturbar tu agenda.

-Ma...mamá...

-¿Pensaste que no volvería a insistir? Es verdad que te dí un respiro porque estaba muy ocupada con la fiesta de Min ho... y bueno, también por el accidente de la fábrica, pero ahora que todo está más calmo es momento de retomar la búsqueda de tu esposa.

Tomó un respiro profundo y trató de refrenar su temperamento, aunque era muy difícil, Min So tenía una expresión tan... satisfecha, como si le estuviera ofreciendo la oportunidad de su vida y no una bomba a segundos de explotar.

-Mamá...

-Los Park cumplen sus promesas, Young Soo, prometiste que si te presentaba candidatas que se ajustaran a esa absurda lista que me diste, te darías el tiempo para conocerlas y decidirte por una.

-Son veinte mujeres, mamá, ¿Dónde...?

-Ji-sun me ayudó, fue tan linda y considerada a pesar que la rechazaste...

-Fue un rechazo mutuo.-dijo apretando los dientes, tuvo que respirar profundo otra vez para tranquilizarse.

-¿Estás seguro, hijo?

Él se puso de pie, rodeó el escritorio para quedar frente a Min So, no quería intimidarla con su altura, solo quería entregarle la lista.

-No sé a dónde quieres llegar con esto, mamá, pero no puedes...

-Sí que puedo, lo prometiste. Quizás no todas tienen todo lo que pides, pero tienes que ser más abierto y darles una oportunidad, todas son de buena familia y tienen todo lo necesario para ser una esposa excelente.

Destinos enlazados ┃Latinas en Asia┃EN EMISIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora