-¡Maamii! ¿Estás bien? ¿Qué pasó?
Young Soo prácticamente la pegó a su cuerpo para cubrirle la cabeza con la parte delantera de su tapado de cachemir, igual que en el zoológico, era su técnica para protegerla del aire que arruinaba sus pulmones.
-Toma su bolso, dragoncito, busca un barbijo y las pastillas... ¿Trajo las pastillas para la alergia?
Ella soltó un <<Sí>> casi imperceptible, se sentía humillada... abochornada... y cansada, muy cansada de luchar para mantener sus emociones estables.
-No lo encuentro... ¡Ah, aquí está!-exclamó el niño, triunfal, dio unos golpecitos suaves al antebrazo de Miranda, se apartó del refugio que Young Soo le proporcionaba para agacharse a la altura de Ryo. Se puso el barbijo en silencio, no se creía capaz de decir algo coherente para defenderse.
-¡Tus ojos están muy rojos, mami!
-Estoy bien...-se quedó sin habla unos valiosos segundos al notar que su voz salió ronca-ejem.-carraspeó, con la esperanza de sonar mejor-tomaré la pastilla y se me pasará...
-Creo que tenemos que llevarla al hospital.-sugirió Young Soo con seriedad.
-¿Por qué?-chillaron Min So y Ji-sun.
Young Soo miró a ambas, incrédulo, y no pudo evitar entrecerrar los ojos a modo de reproche.
-Tengo una pastilla más fuerte para estos casos, Young Soo.-dijo Miranda, tratando de retomar el control de su vida y emociones-estaré bien, quiero ir al café con los gatitos.
-¿Estás segura, mami?-insistió Ryo con ojitos preocupados.-podemos ir otro día...
Ella casi se derritió por la ternura, y ya no supo si el ardor en los ojos era por la alergia o porque seguía emocionalmente inestable.
-No hace falta, co...-tosió, ya no pudo contenerlo-estoy bien, en serio.
Tomó su pequeña mano antes de que cambiara de opinión y lo llevó con suavidad a la cafetería que Ji-sun señaló, sabía que tres pares de ojos la veían con diferentes grados de incredulidad... y solo uno de ellos con preocupación sincera, pero ninguno fue capaz de romper las ilusiones del pequeño Ryo, en el fondo sabían que Miranda no quería arruinar su día... y que soportaría todos los síntomas de la alergia con tal de verlo feliz.
Y, efectivamente, los soportó cuando entró en la cafetería, Ryo se entusiasmó tanto con los gatitos que no se dio cuenta del esfuerzo de Miranda por mantener la sonrisa en todo momento, la comezón en la nariz era insoportable, la voz se le entrecortaba y optó por no hablar mucho mientras merendaban, pero antes de eso tomó la pastilla para casos de emergencia como ese... y era una dosis más fuerte, lo que significó que además de soportar la comezón y los mocos, ahora tenía que luchar contra la somnolencia.
Lo hizo bastante bien, o más bien, hizo todo lo humanamente posible hasta que regresaron a la casa, durante el trayecto en el auto de Young Soo el silencio solo fue roto por la charla interminable de Ryo, que Miranda no dudaba en fomentar porque era lo único que valia la pena de ese día espantoso: ver feliz a su hijo.
-Tu abuelo está en la biblioteca del primer piso, mi pequeño Min ho ¿Por qué no vas a mostrarle el traje que compramos... y de paso le muestras el que Young Soo y yo elegimos para él?-dijo Min So con una sonrisa radiante.
Si Ryo sospechó de dicha sonrisa, no dijo nada, solo recibió la bolsa donde estaba su pequeño traje y el de su abuelo y subió las escaleras con su energía interminable, llamando a su abuelo a los gritos.
-Ustedes dos. Tenemos que hablar.
Min So no esperó respuesta, solo caminó hasta la sala de estar con la seguridad que Young Soo y Miranda la seguirían, y así fue, pero no sin antes intercambiar una mirada de que iban directo a la boca del lobo.
ESTÁS LEYENDO
Destinos enlazados ┃Latinas en Asia┃EN EMISIÓN
RomanceEl futuro parecía brillar para Miranda Ocampo tras trasladarse a Seúl para estudiar el idioma coreano en una de las universidades más prestigiosas. Sin embargo, una tormentosa relación de una noche cambió sus planes para siempre. Al descubrir que es...