Ryonosuke amaneció como todos los días: alegre, optimista, y deseoso de enfrentar los nuevos desafíos que la escuela podría presentarle.
Miranda y Young Soo trataron de mantener el mismo entusiasmo y no opacarlo recordándole la pesadilla durante la madrugada. Ella logró que el niño le contara un poco sobre la pesadilla, información que Young Soo solicitó cuando terminaron de desayunar en el comedor y el resto subió al primer piso para arreglarse para salir.
-¿Que corría por un bosque y se perdió? ¿Eso fue todo?-cuestionó Young Soo, analizando el sueño con aire pensativo.
-Sí, y que me llamaba a gritos y nunca respondí. Por eso quiso pasar la noche conmigo, si ese sueño regresaba... quería que estuviera cerca, así respondía su llamado.
-Pobre dragoncito...
-Lo mismo digo. Solo fue un susto, Young Soo, pero si tiene más pesadillas durante la semana...
-... tendríamos que considerar llevarlo a terapia ¿No?
-No pensé que consideraría esa opción... pero sí, ir a terapia lo ayudaría mucho.
-Bien... haremos eso, si las pesadillas son más recurrentes la ayudaré a buscar un psicólogo infantil y solicitaremos un turno.
-¿Dijo que me ayudaría a buscar uno? ¿No buscará uno usted directamente?
-Pediré referencias a mi asistente, le pasaré los números y solicitará una entrevista con ellos; si considera que uno le da la confianza para tratar a Ryo, entonces solicitaré el turno y lo acompañaremos ese día... ¿Por qué me mira así?
Lo miraba como si no lo conociera, o como si le hubiera salido cuernos en la frente.
-Por nada en particular... solo... agradezco que considere mi opinión primero.
-Es la madre, tiene más criterio para saber qué persona lo hará sentir cómodo y quién no. De todos modos le preguntaría después de la sesión si se sintió bien, por si hay que considerar una segunda opción.
Otra vez lo miró como si no lo conociera, con sus muros de defensa todavía altos... pero no tan impenetrables.
-Me parece bien, uhm, veremos cómo pasa el resto de la semana.
Miranda ya estaba dando media vuelta para regresar al anexo a terminar de organizar su día antes de que Ryo se fuera a la escuela, pero Young Soo la llamó para decirle:
-Hoy es nuestro día para ir a la piscina, ¿Podrá acompañarnos....? Digo, por la alergia, revisé la aplicación y el aire está apto pero...
-Usaré barbijo en el exterior y me lo sacaré en el interior, estaré bien.
-Bien, entonces... uhm... haremos lo mismo que la semana pasada, cenaremos después de nadar y esta vez regresaremos más temprano a la casa.
Miranda asintió como respuesta y se despidieron de una manera formal y educada... pero con sentimientos desconcertantes a los que no querían dar nombre. Regresar a una cierta normalidad después de la discusión que tuvieron la noche anterior se sentía un poco raro... pero ambos eran adultos y tenían un propósito en común: velar por el bienestar de Ryonosuke, podían olvidar sus diferencias un tiempo más con tal de no perturbar la tranquilidad del niño.
El resto del día cada uno lo pasó con sus actividades hasta que Ryonosuke salió de la escuela. Cuando Young Soo le avisó que era su día para ir a nadar, subió corriendo los escalones de dos en dos, Miranda tuvo que perseguirlo para tranquilizarlo sin minimizar su entusiasmo.
-¿Puedo acompañarlos el día de hoy, hijo?-consultó Won-hae, apareciendo en la habitación de Young Soo con una media sonrisa tímida.
-Claro que sí, papá.
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Destinos enlazados ┃Latinas en Asia┃EN EMISIÓN
RomanceEl futuro parecía brillar para Miranda Ocampo tras trasladarse a Seúl para estudiar el idioma coreano en una de las universidades más prestigiosas. Sin embargo, una tormentosa relación de una noche cambió sus planes para siempre. Al descubrir que es...