Capítulo 38.5

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El turno mañana era el favorito de Daiki, especialmente si tuvo la oportunidad de dormir por lo menos una hora y media después de un turno de doce horas. Se sentía como nuevo, con ganas de recibir a las próximas pacientes y ayudarlas con lo que sea que las llevó con él en primer lugar...

Pero ese turno, esa mañana fue diferente. En su lista de pacientes para atender apareció un nombre extranjero, no es que no hubiera recibido a pacientes extranjeras antes... pero siempre existía el problema de la barrera del idioma, la gran mayoría dominaba mejor el inglés que el japonés, y trataban de comunicarse con él con ese primer idioma... que por supuesto, como la gran mayoría de los japoneses, no dominaba del todo. Esperaba que dicha paciente no tuviera una consulta muy complicada...

Miranda estaba en la sala de espera tratando de no sudar frío ni de vomitar su modesto desayuno. Sabía que las nauseas matutinas eran lo más normal en las primeras semanas de embarazo... pero ya no creía que eran parte de esa normalidad, sino que eran sus propios nervios tratando de destrozarla.

-¿Ocampo Miranda-san?

La amable voz de la secretaria la llamó desde el mostrador, después se acercó a ella para guiarla hasta el consultorio de Yamagawa. Como en el japonés existía el género neutro, no estaba segura si Yamagawa era apellido de un hombre o una mujer, y no tuvo la oportunidad de consultar ese detalle cuando solicitó el turno el día anterior... solo le dijeron que era el único especialista en ese horario, así que dio el ok sin consultar antes...

Así que el estómago cayó hasta sus pies cuando del otro lado del escritorio del pequeño pero confortable consultorio la saludó un hombre... uno con una sonrisa y ojos amables. Los más amables que había visto en mucho tiempo...

Ya había caído en la trampa de una sonrisa asi, y eso la llevó hasta ese momento.

-¿Can you speak english... or.... Japanese, Miranda-san?-consultó él, con la dificultad de pronunciación que todos los nativos de Japón sufrían a la hora de hablar inglés. Especialmente los que no lo hablaban a menudo porque preferían el japonés sobre todas las cosas.

-Puede hablar en japonés... si lo hace lento.-contestó Miranda con la seguridad que le daba el haber aprendido lo básico del idioma en tres semanas-todavía se me dificultan algunas palabras... o verbos... pero entiendo la gran mayoría, doctor.

Él se mostró visiblemente impresionado... y bastante aliviado. Miranda también se sentía aliviada de no tener que escuchar su dificultoso inglés, eso la sacaba de quicio.

-Bien... entonces... ¿Qué la trajo a mi consulta, Miranda-san?

Su tono era amable... demasiado, exhudaba la confianza que todo doctor debía dar a su paciente en su primera consulta... pero los nervios de Miranda eran más fuertes que toda esa amabilidad. Le contestó que tenía aproximadamente nueve semanas de embarazo, y vino para la primera consulta de control, él anotó todo y le hizo las preguntas pertinentes: síntomas, cómo los llevaba, y si le habían hecho una ecografía, Miranda contestó que no... sin dar más detalles.

-Entonces es mi día de suerte, seré el primero en ver a su bebé.

Otra vez esa sonrisa... ¿Ese hombre nunca estaba de mal humor? ¿O solo era un acto que repetía con cada paciente...?

Ah... tengo que dejar de estar tan a la defensiva.

El doctor Yamagawa la invitó a recostarse en una silla con respaldo regulable, llegó a él tratando de controlar el temblor en sus piernas... la ansiedad amenazaba con dominarla en cualquier momento, tenía que recordarse que debía respirar... que todo era parte del proceso.

Destinos enlazados ┃Latinas en Asia┃EN EMISIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora