Antes de desmayarse, Miranda recordó que la única persona que la llamaba así con ese tono despectivo era Kyung Min, luchó para mantenerse despierta... pero fracasó, la oscuridad se apoderó de ella.
Choi estaba en la sala de espera, siempre se quedaba ahí mientras su protegida recibía el tratamiento, algunos podrían pensar que se aburriría con tanto tiempo muerto... pero estaba acostumbrado a entretenerse observando a las personas que iban y venían, se preguntaba qué harían de sus vidas, hasta podía armar unas historias con ellas...
Sí, definitivamente sabía cómo entretenerse, no obstante, eso no le impidió notar que su protegida estaba retrasada, su último tratamiento de nebulización solo duraba veinte minutos... pero ya pasaron veinticinco, si hubiera tenido una complicación le habrían avisado, de todos modos se levantó para comprobarlo por sí mismo. Llegó a la sala donde recibía el tratamiento... y no la encontró ahí, ni siquiera estaba la enfermera que siempre la acompañaba, decidió avanzar por el pasillo para buscarla... hasta que una voz masculina lo detuvo:
-¿Buscas a la mamá de Min ho? Yo puedo decirte dónde está si mantienes la calma y me sigues.
Lo miró de reojo, el hombre era Kim Kyung Min, a pesar de su apariencia desarreglada, lo reconoció al instante: Young Soo les mostró una foto de él el primer día que todo el equipo de guardaespaldas pisó la mansión Park, les advirtió que era el hombre que debían mantener lejos de la familia a toda costa, aunque fue más enfático con Miranda, ya que fue la receptora principal de la amenaza.
Ahora esa amenaza era una realidad.
-Está bien, te seguiré.-dijo con calma, lo entrenaron para mantenerla.
No fue hasta que salieron al estacionamiento del hospital que Kyung Min, que había liderado la marcha, se giró para amenazarlo con una navaja de mano, tenía que admirar la templanza del hombre de no amenazarlo con ella dentro del hospital.
-Súbete.-ordenó, tenía los ojos inestables de alguien que perdió el sentido de la realidad.
No iban a usar el auto de la familia Park, el de Kyung Min era una camioneta negra con vidrios polarizados. Abrió la puerta y se encontró con su protegida desmayada en el asiento trasero.
-¡Señora!
Ella no reaccionó cuando se sentó a su lado, acunó su rostro con delicadeza y lo palmeó para despertarla.
-Tranquilo, guardaespaldas, solo está dormida, despertará en unos minutos.
Eso no lo tranquilizó en absoluto, pero trató de conservar la calma mientras Kyung Min arrancaba el auto y salía del estacionamiento, solo entonces metió la mano en el bolsillo del pantalón de manera muy disimulada, tenía que presionar por tercera vez el botón de una alarma silenciosa, lo hizo dos veces antes de salir del edificio...
Una tercera era un mensaje que alertaba a todos los guardaespaldas. Sin excepción.
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El jefe Seo, quien se mantuvo fuera de la habitación de su protegido para darle privacidad, sacó el celular de su bolsillo, Young Soo miró el suyo en la mesita al lado de la cama, compartía la misma aplicación de alerta que los guardaespaldas solo por si acaso.
-¡Presidente Park!
Seo abrió la puerta de repente e ingresó, Young Soo todavía estaba tratando de entender por qué la notificación en su celular se leía 911.
-¿Qué rayos es esto?-preguntó, contundente.
-Es de Choi, señor. Debió pasar algo...
Young Soo se levantó de la cama al instante, sintió no un vacío, un hueco en el estómago era la sensación más acertada.
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Destinos enlazados ┃Latinas en Asia┃EN EMISIÓN
RomanceEl futuro parecía brillar para Miranda Ocampo tras trasladarse a Seúl para estudiar el idioma coreano en una de las universidades más prestigiosas. Sin embargo, una tormentosa relación de una noche cambió sus planes para siempre. Al descubrir que es...