Capítulo 3

109 19 1
                                    

-Voy a denunciarte por acoso, maldito idiota.

Kang Do Kyung ingresó a la oficina de Park Young Soo en el décimo piso de uno de los grandes edificios de Seúl, desde ahí gozaba una gran vista de la ciudad. Pero Do Kyung no estaba interesado en eso.

-Hola, Do Kyung, también me da gusto verte.

El tono frío de Young Soo lo irritó, pudo notarlo por cómo apretó los dientes. Young Soo logró no sonreír.

-Lo siento, presidente Park, pero él...

Su asistente estaba rojo y agitado por la persecución, Young Soo tuvo compasión de él y le indicó que no había problema, Do Kyung era una persona bienvenida en la oficina a pesar que ingresó a ella de manera estrepitosa.

-¡Era en serio lo de la denuncia, Young Soo! Me has llamado y mandado mensajes acosándome.

-Sólo te llamé dos veces en todo este mes, y los últimos mensajes fueron para contestarte que ya estaba harto de que mandaras fotos de tu perro gran danés.

-Sólo te mandé tres fotos.

-¿Entonces no debería ser yo el que deba denunciarte por acoso?

-¡Young Soo! Si hubieras tenido un perro cuando eras niño, no serías tan reacio a ver las fotos de mi Bong Bong.-dijo mientras se acercaba para sentarse frente a él. El escritorio estaba lleno de papeles y carpetas por archivar, y Do Kyung sumó una más, esta era de color madera.

-¿Es lo que creo que es?-preguntó, pero era una obviedad. Do Kyung no vendría hasta su oficina si no era para entregarle la información que había solicitado hace cinco semanas en total.

Cinco semanas donde convivió con la imagen de ese niño japonés y de Dae-Hyun bailando en su mente.

-¿Crees que vendría hasta Seúl solo para ver tu guapa cara?

Do Kyung tenía su oficina de investigación privada en Busan, y no viajaba a Seúl a menos que fuera estrictamente necesario. Tenían la misma edad, pero Do Kyung conservaba la sonrisa risueña de la juventud, mientras que Young Soo... bueno, siempre le decían que parecía mayor a sus verdaderos treinta y dos años.

-Todavía pienso que deberías ir a terapia, amigo. Esto no justifica tanto trabajo.

-¿Es tu forma sutil de decirme que quieres que pague horas extras que probablemente no trabajaste?

Do Kyung empezó a liberar presión por las orejas. Uno de los pasatiempos preferidos de Young Soo cuando eran jóvenes era hacerlo enojar.

No perdió el toque, evidentemente. Su amigo empezó a bufar y a abanicarse, y para añadir más drama, se levantó la silla y empezó la pataleta:

-¡Trabajé muchísimo para recopilar la información que tienes en tu mano, idiota! ¿Tienes idea lo que es recibir una llamada de mi amigo, después de casi tres meses sin saber nada de él, y que lo primero que me dice es...? Oye, Do Kyung, tengo un trabajo para ti –Young Soo tuvo que admitir que imitó su tono bastante bien-y yo... sí, claro, estoy encantando de poder ayudarte. ¿¡Pero qué es lo que este amigo del que no sabía nada me pide!? ¡Me pide que recopile información sobre un niño que vio en un cementerio porque es muy parecido a Dae-hyun, entonces, este amigo tiene la corazonada de que podría ser su hijo!

Do Kyung aprovechó muy bien las clases de drama en la escuela, pensó Young Soo sin reaccionar a todo el monólogo.

-¿Y lo es?

Su amigo suspiró como si el alma escapara de su cuerpo y tomó su lugar en la silla frente a él.

-¿Tengo una súper visión capaz de decodificar el ADN de las personas? No, Young Soo, ese niño no puede ser el hijo de Dae-hyun. Nació en Japón y tiene un padre japonés... o lo tenía.

Destinos enlazados ┃Latinas en Asia┃EN EMISIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora