Capítulo 71

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Aunque Miranda parecía la clase de mujer que podía pararse frente a un huracán para enfrentarlo... en ese momento dejó que la arrastrara, y no tenía de dónde sostenerse. Apenas tenía la certeza que salió del ascensor para salir del edificio, el cual era como cualquier otro que perteneciera a un grupo millonario:lujoso, con piso de mármol, y con varias personas de trajes elegantes con gafetes que los identificaba como empleados de ese lugar; si alguno de ellos se preguntó por qué había una mujer latina saliendo de ahí a toda velocidad, no le importó, solo quería salir del edificio, tomar un largo y profundo respiro y buscar un taxi que la llevara a casa... hasta que se dio cuenta que no podía respirar, es decir, sabía que estaba agitada, pero se desesperó por tener una respiración normal, y no lo logró.

Daiki estaba detrás de ella, y de toda su existencia como fantasma, nunca se sintió tan impotente como en ese momento al ver que su esposa caminaba sin rumbo alguno entre las personas de Seúl, luchando contra la agitación... luchando contra las lágrimas que caían sin control desde que salió de la empresa, logró controlarse durante la conversación, pero ahora ya no le quedaba fuerzas para mostrarse invulnerable ante la tormenta en su interior.

-¡Señora Miranda!

Daiki chistó, molesto, un hombre alto y de traje negro estaba detrás de ellos, pero Miranda estaba tan fuera de sí que no lo escuchaba, solo seguía caminando... o más bien corriendo para alejarse, tanto física como emocionalmente.

-Atrás.-murmuró, vio directo al hombre que buscaba a Miranda tan desesperadamente, y por fin se detuvo como si hubiera chocado con una barrera, se mostró bastante desconcertado, y Daiki habría manifestado dicha emoción, pero estaba más preocupado por su esposa.-ella estará bien, solo necesita un momento.

Choi estaba desorientado, veía la larga y oscura melena de su protegida alejándose cada vez más, pero algo le impedía seguirla... y de manera inexplicable ese mismo algo calmó su ansiedad, no entendía cómo ni por qué, solo llegó a él el pensamiento fugaz de que su protegida no lo necesitaba en ese momento: podía ir detrás de ella y quedarse a una distancia prudente para darle el tiempo a recuperarse. Eso fue lo que hizo, estaba entrenado para distinguir a sus protegidos entre la multitud, así que la siguió con paso menos apresurado. Todo lo contrario de Miranda, que seguía caminando sin rumbo hasta que sus piernas no resistieron su peso, distinguió unos asientos en un pequeño parque infantil, no estaba segura en qué parte estaba, pero era irrelevante, solo quería sentarse y tomar un respiro... necesitaba volver a la mansión... necesitaba ver a su niño y... ¿Decirle qué? ¿Qué mentira inventaría ahora? ¿Cómo podía enfrentarlo y no manifestar ninguna emoción para no preocuparlo?

-No... no... no sé qué hacer...

Daiki suspiró y rodeó el asiento para quedar frente a ella y agacharse, si tuviera un corazón físico, estaba seguro que se habría desangrado en ese instante por verla así, se secaba las lágrimas con la manga de su camiseta larga, seguro tenía pañuelos en su bolso de viaje, pero no debía recordarlo... o no le importaba.

-Me siento tan... estúpida... tan... patética... lo odio. Lo odiooo.

No solo le dolía respirar (quizás porque tenía mucha mucosidad) también le dolía el corazón... en el sentido literal y metafórico, se lo frotó con una mano con la esperanza de que eso mitigara el dolor... pero era solo un cuidado paleativo, no estaba segura si ese dolor mitigaría en algún momento.

-Te enamoraste de él, ¿Verdad, cariño? Por eso estás así... por eso te duele tanto.-murmuró Daiki, sabiendo que no podía escucharlo... pero alguien tenía que decirlo de todos modos, porque veía lo que ella no quiso... o se negó a ver por mucho tiempo.

-No voy a dejar que me afecte... ese idiota no merece esto, no merece mis lágrimas... pero no puedo parar, maldita sea.-gruñó, y se secó las lágrimas con furia-no puedo.

Destinos enlazados ┃Latinas en Asia┃EN EMISIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora