Miranda se cuestionó seriamente sobre los negocios que Young Soo tenía que resolver antes de tomar unas merecidas vacaciones.
Solo podía cuestionarse a sí misma porque Young Soo se esfumó, el día después de la reunión por el cumpleaños de Ryo fue muy hábil para evitar el interrogatorio de su madre, le dio a entender que estaba cerrando contratos muy importantes y por eso estaba tan ocupado, si era para beneficiar la economía familiar, trabajar horas extras no debería suponer un problema... pero era demasiado, prometió estar más libre para Navidad.
Ese día no faltó a su promesa, y como Miranda todavía no tenía permitido viajar a Seúl, vino con todo el grupo a Ulsan y no horas más tarde.
No tuvo la oportunidad de interrogarlo, no obstante, eso no le impedía observarlo... y él sabía que lo observaba, justo antes que el reloj diera las doce, logró acorralarla en la habitación, se había escabullido para buscar los regalos de Ryo mientras sus abuelos lo mantenían ocupado en la sala de estar.
-¿Es mi imaginación o tus ojos leoninos estuvieron sobre mí desde que llegué?
Aunque dijo aquello con una sonrisa arrebatadora y caminando hacia ella como un depredador listo para saltar sobre ella y devorarla... no podía pasar por alto el cansancio en sus ojos.
-No...-se quedó sin aire cuando él cerró la puerta, el click hizo eco en toda la habitación, retrocedió por puro instinto-bueno, quizás sí, ¿Estás seguro que tienes más tiempo libre? Porque te ves más cansado, si es posible, tampoco comiste mucho en la cena...
Retrocedió tanto que chocó con la pared, y él aprovechó la oportunidad para avanzar y poner ambas manos a los costados de su cabeza, era alto, imponente, sofocante...
Y mortal para sus hormonas.
-¿Estás preocupada por mí, leona?
-Por supuesto que sí, millonario idiota. Parece que puedes fingir muy bien frente a Ryo y todos los demás... pero a mí no me engañas, conviví contigo por meses y definitivamente no eres el Young Soo de siempre...
Otra vez se quedó sin aire, él se inclinó para rozar su cuello con los labios, la caricia le provocó unos tentadores escalofríos por todo el cuerpo.
-¿Quieres que te demuestre que soy el de siempre? No tenemos tanto tiempo como me gustaría, pero...
Su voz susurrante en su oído fue otro golpe a sus hormonas, luchó por mantener el control, sujetó sus manos cuando las puso en las caderas, si permitía que sus dedos rozaran piel desnuda estaría perdida de verdad.
-No uses tu lado de millonario coqueto para esquivar la pregunta.
-¿Qué pregunta?
-¡Young Soo!-protestó, trató de liberar las manos, pero él las sujetó y las alzó por encima de su cabeza para apretarlas contra la pared.
Quería provocarla, y ciertamente lo estaba logrando, era muy difícil hilar dos pensamientos coherentes si él utilizaba la calidez de su cuerpo para tentarla.
-¿Miranda? ¿Está ahí?
Ahora se quedó sin aire por un motivo diferente, esa era la voz de Min So, empujó a Young Soo, presa del pánico, si ella abría la puerta sería el fin...
-¿¡Le pusiste seguro!?-susurró, mirando a Young Soo con una mezcla de espanto y pánico... y alivio, por supuesto que sí, Min So giraba el picaporte pero este no cedía.
-Mejor prevenir que lamentar.-contestó Young Soo con una sonrisa divertida.
En vez de chillar y protestar, lo arrastró al baño de la habitación para encerrarlo ahí con poca delicadeza y después corrió para abrir la puerta, la abrió unos centímetros para comprobar que solo estaba Min So.
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Destinos enlazados ┃Latinas en Asia┃EN EMISIÓN
Lãng mạnEl futuro parecía brillar para Miranda Ocampo tras trasladarse a Seúl para estudiar el idioma coreano en una de las universidades más prestigiosas. Sin embargo, una tormentosa relación de una noche cambió sus planes para siempre. Al descubrir que es...