Miranda logró recuperarse después de ese colapso emocional concentrándose en corregir las tareas de sus alumnos... solo tenía tres, pero les daba actividades semanales a cada uno y no tenía excusa para atrasarse en sus correcciones.
Era lo único que la mantenía ocupada durante la mañana, por la tarde estudiaba... o más bien repasaba todo lo que ya sabía para rendir los exámenes oficiales en cuanto confirmaran las fechas.
Y por la noche jugaba con Ryonosuke. Nadie podía decir que no hacía nada en todo el día... salvo el idiota de Young Soo, por supuesto.
Ryonosuke llegó de la escuela a las seis, Miranda siempre lo esperaba en la casa principal, a veces en compañía de uno de sus abuelos. Esta vez la acompañaba Min So... aunque bien no podía estar ahí, ya que no se dignaba a mantener una conversación con ella.
Se acostumbró a su indiferencia después de la primera semana.
-Yaaa lleguéee mamiiii.
Miranda soltó una risita y se levantó de uno de los sillones del recibidor para ir a su encuentro, su niño se estaba quitando los zapatos para reemplazarlos por las pantuflas para andar dentro de la casa.
Era su niño de siempre, alegre, optimista... y con el corazón más noble y tierno de todo su universo.
Él le contó cómo le fue en la escuela mientras se cambiaba el uniforme por una ropa más cómoda, después bajaron hasta la primera planta y se encontraron a Young Soo, recién llegado del trabajo (aunque no era su horario habitual). A pesar que Miranda le dio acidez estomacal el verlo después del encontronazo de la mañana, aún así no pudo evitar notar su expresión sombría.
Ese humor se esfumó un poco en cuanto Ryonosuke corrió para abrazarlo por las rodillas.
-¡Hoy cenaremos tteokbokki con queso! Le dije a la abuela que quería probarlo y hoy le dijo a la cocinera que lo hiciera...
-Uhmm-asintió con una sonrisa suave, y peinó su cabeza con ternura-pediré que me lo reserven para después, entonces.
-¿Reservar? ¿Por qué?
Young Soo exhaló por la nariz y cerró los ojos por unos segundos. Miranda sintió curiosidad por ese gesto... aunque no quería interesarse por él.
-Me duele mucho la cabeza, dragoncito.
-¿En serio?-consultó, su pequeño ceño se frunció, preocupado.
-Sí... pero no te preocupes-añadió acariciando su cabeza otra vez.-solo necesito descansar.
-¿Seguro? Mami prepara un té para el dolor de cabeza. ¡Mami!-dio media vuelta, llamándola, ya que seguía al pie de las escaleras-¿Verdad que preparas un té muy bueno?
Aunque los dos preferían golpearse el dedo chiquito del pie contra el mueble más cercano, se forzaron a hacer contacto visual por unos segundos.
-Sí. Pero no creo que eso ayude a tu tío, corazón. Necesita algo más fuerte que un té.
-Tu mamá tiene razón, dragoncito. Tomaré un calmante y dormiré un poco, es lo que más necesito en este momento.
Miranda pudo notar que le dolió preocupar al niño, tanto que su expresión de dolor se esfumó unos segundos para ser reemplazada por una de amor y ternura.
-Estaré bien. Solo necesito descansar, prometo que mañana jugaremos todo lo que quieras ¿Si?
El niño asintió, y Young Soo no resistió el impulso de darle un breve abrazo antes de apartarlo para caminar hasta escaleras, encontrándose con Miranda... y dándole una rígida pero educada inclinación de cabeza, una que ella correspondió... no sin antes notar la mueca de dolor en él cuando subió el primer escalón.
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Destinos enlazados ┃Latinas en Asia┃EN EMISIÓN
RomanceEl futuro parecía brillar para Miranda Ocampo tras trasladarse a Seúl para estudiar el idioma coreano en una de las universidades más prestigiosas. Sin embargo, una tormentosa relación de una noche cambió sus planes para siempre. Al descubrir que es...