-¿Qué es todo este escándalo?
Min So estaba a unos pasos de la habitación de Young Soo y escuchó grititos de un niño y risas de adultos.
-¿Se puede saber...? ¡Oaah!-se agachó justo a tiempo para evitar que una almohada la golpeara directo en la cara.
-¡Abuela!-chilló Ryo, con una pequeña almohada en las manos.-¡Estamos en una guerra de almohadas! ¿Quieres jugar?
Min So miró a los otros dos adultos en la habitación, ambos se habían quedado paralizados y ocultaron las almohadas en la espalda para disimular que no se estaban comportando como adultos, precisamente.
-No... solo vine para recordarte que tienes que ir a las clases extras.-dijo con la voz contenida, era eso o explotar.-pero veo que arrugaste el uniforme, ¿No dije que no puedes arrugarlo? ¿Ni llenarlo de pelusas? Tienes una imagen que proteger, Min ho... ¡Ooaah!
Won-hae, quien estaba detrás de ella antes que ingresara a la habitación, levantó la almohada que su esposa esquivó y la golpeó con esta en el trasero.
-¡WON-HAE!
Miranda y Young Soo tuvieron que apretar los labios con mucha fuerza para no reírse.
-¿Puedo sumarme al juego, Min ho?-preguntó Won-hae, dando palmaditas a la almohada, listo para atacar.
-¡Pero no puede...! ¡Yia!-chilló, dando un saltito cuando su esposo trató de darle otro almohadazo en el trasero, fue lo que necesitó para levantar otro mullido proyectil de los que estaban en el piso y perseguirlo para devolverle el golpe.
Miranda y Young Soo hicieron contacto visual, sin creer lo que estaba pasando... pero en cuanto escucharon la risita de Ryo, se encongieron de hombros, y fue turno de Miranda de darle otro almohadazo en la cara a Young Soo, aprovechando su distracción.
-¿Les decimos que el pequeño señor va a llegar quince minutos tarde?-consultó Do Jin a la señora Mae-hwa, estaban espiando desde el umbral de la puerta, conteniendo una sonrisa a duras penas.
Mae-hwa ahogó una risita para contestar con seriedad:
-No, necesitan jugar. Solo Dios sabe cuánto lo necesitan.-añadió con un breve suspiro.
La guerra de almohadas duró solo unos minutos más, hasta que Min So reaccionó y se dio cuenta de la hora, la señora Mae-hwa tuvo que correr con el niño al vestidor y arreglar el uniforme, mientras tanto Min So se quedó en la habitación, viendo con cara de pocos amigos a su esposo e hijo, el primero no estaba nada arrepentido de incitar la guerra del almohadas, el segundo preferería mirar a cualquier otro lado... a Miranda, para ser más preciso, quien tampoco se mostraba arrepentida por jugar... aunque sí un poco agitada.
-¿Está bien, Miranda?-preguntó, acercándose sin tener en cuenta que sus padres estaban cerca.
Ella asintió, y pasó por su lado para ir al vestidor, notó que tenía una mano en el corazón y que respiraba de manera superficial. Es verdad que todos terminaron agitados después de la persecución y las risas... pero ella no manifestó ninguna dificultad para respirar hasta ese momento.
-Vamos, Min ho, rápido rápido.-dijo Min So, arreglándose el cabello de manera apresurada mientras bajaban las escaleras con las mismas prisas.
Miranda trató de seguirles el paso, todo el grupo ya estaba corriendo hasta la salida, mientras que ella seguía en las escaleras, el único que notó que se quedó rezagada fue Young Soo, y la esperó en el último escalón, frunciendo el ceño con preocupación.
-¿Segura que estás...?-murmuró apenas estuvo en el mismo escalón que él.
-Sip. Estoy bien.-contestó, esquivando su mirada intensa.
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Destinos enlazados ┃Latinas en Asia┃EN EMISIÓN
RomantizmEl futuro parecía brillar para Miranda Ocampo tras trasladarse a Seúl para estudiar el idioma coreano en una de las universidades más prestigiosas. Sin embargo, una tormentosa relación de una noche cambió sus planes para siempre. Al descubrir que es...