Capítulo 10

95 16 7
                                    

Mientras tanto, el doctor Kanamori había trasladado a Miranda hasta la terraza del edificio, consideró que necesitaba estar al aire libre para lograr estabilizarse. Aunque ella seguía moviéndose de un lado al otro como un animal enjaulado.

-¿Ya me puedo ir? Estoy tranquila, quiero ver a mi hijo.

-¿Por qué no empiezas por tomar un respiro, Miranda-san? Uno bien profundo, así...-empezó a inspirar por la nariz hasta que ella lo fulminó con la mirada.

-Está hablándome con demasiada familiaridad, doctor Kanamori-san.

-Ah... veo que todavía no me recuerdas.

-¿Eh? ¿Yo? ¿Por qué?

Kanamori se permitió sonreír por primera vez en cuarenta y ocho horas.

-Estudié con Daiki en la universidad, asistí a la boda, fui su padrino.

Miranda recibió el recuerdo como un rayo que impactó en su cabeza.

-Ke... ¿¡Kenji-san!?

-Sí, soy yo. Ha pasado tiempo, Miranda-san.

Ella se agarró la cabeza, la migraña había regresado. Enfrentar a Young Soo le brindó la adrenalina para olvidar el dolor, pero sin esa furia como impulso, ahora todo el agotamiento la golpeaba con toda potencia.

-Yo... perdón... no me di cuenta.

-Bueno... en ese entonces tenía unos cuantos kilos de más y el cabello un poco encrespado. Y cuando llegaste de urgencias estabas demasiado preocupada por Ryonosuke, todavía lo estás.

-Necesito... necesito verlo. ¿Dónde queda esa habitación v.i.p? ¿En serio lo trasladaron a una sin mi permiso?

-Young Soo-san fue bastante insistente.

-Voy a matarlo.-gruñó con los dientes apretados.-ese maldito...

-Comprendo tu enojo, Miranda-san, pero no le des ese poder. Ryonosuke te necesita, no podrás tranquilizarlo si dejas que la furia te domine.

-¡Dijo que era una madre incompetente!

-Y sabes perfectamente que no es así. -Kenji detuvo su andar nervioso sujetándola por los hombros, obligando a que lo mirara a los ojos.-Recuerda esto que voy a decir: eres buena madre, Ryonosuke te necesita fuerte, como siempre lo has sido. No eres nada incompetente.

Ella no pudo contener el temblor en los labios, ni el resto de su cuerpo.

-¿Las nuevas medicinas que van a administrarle lo mejorarán? ¿Ya dejará de sentir dolor?

-Sí. Y como dijo el doctor Kim, podrá llevar una vida normal, armaremos una dieta y te explicaremos todo lo que necesitas saber para que no sufra ningún malestar. Por lo menos en lo que refiere a esta enfermedad.

Un sonido lastimero escapó de ella sin poder contenerlo, Kenji tuvo que reunir toda su voluntad y profesionalidad para no abrazarla. Se la veía tan frágil... como una pequeña flor en medio de un huracán.

-Está bien... ahora que sé todo esto, necesito actuar. ¿Dónde está la habitación?

La flor, aunque un poco marchita y maltratada, pareció encontrar la luz del sol en medio de la tempestad.

-Te guiaré hasta ahí.-dijo Kenji, con una sonrisa más tranquila.

-¡Maamiii!

-Hola, corazón.

Miranda no supo cómo pudo hablar a pesar del nudo en la garganta, no perdió el tiempo tratando de descifrarlo, sólo corrió para abrazarlo teniendo cuidado con la vía en su bracito.

Destinos enlazados ┃Latinas en Asia┃EN EMISIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora