｡･:*:･☆ 𝒎𝒊𝒏𝒅𝒃𝒓𝒆𝒂𝒌𝒆𝒓 ||
❝━Sin ofender, Mer, pero antes eras muy amargada, y de pronto, cuando llegó Pietro, tu vida se llenó de colores.❞
˚ ༘✶ Pietro Maximoff x female OC ✶༘˚
𝗳𝗮𝗻𝗳𝗶𝗰
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Mer's POV
Sábado por la tarde, casi noche, me senté en el sillón del lobby, junto a Wanda, mientras esperábamos a Pietro y Steve para salir al centro de Nueva York.
Después de unos minutos, el elevador se abrió y los dos hombres salieron de él, riendo entre ellos.
Pietro se veía genial, su cabello estaba un poco más oscuro, y le quedaba fascinante. Para ser honesta, su sonrisa me dejó un poco hipnotizada, así que no presté atención a lo que Steve decía, pero estoy segura de que notó que no recibiría una respuesta certera de mi parte.
Sam hizo sonar el claxon del auto, avisándonos que ya estaba frente a la puerta, y eso me sacó completamente de mi -discreto- trance.
Los cuatro caminamos hasta el auto.
Sam de conductor, Steve en el asiento del copiloto, y Wanda, Pietro y yo en el asiento de atrás, justo en ese orden.
Salir juntos era de las mejores ideas que Wanda había sugerido desde que la conozco.
Debo admitir que necesitaba algo así después de las últimas semanas tratando de procesar lo que pasó en Rumania.
A veces vienen a mi cabeza los fríos recuerdos de mí investigando cada paso que me llevara a encontrar a mi familia.
La verdad es que, es difícil aún, pero mis amigos me recuerdan todos los días por qué debo continuar.
Aún no arreglo mi situación con Natasha, pero lo intento, y me siento culpable, porque tal vez yo sea la razón por la que ella no está aquí, junto a estas maravillosas personas que también son su familia.
Fue difícil, pero entendí que ella no tiene la culpa de la idea que formé en mi cabeza sobre Ally, y tal vez debería decírselo, pero, simplemente no encuentro el momento correcto para admitirlo.
Sam encendió la radio, en esa estación que siempre emitía música de desamor.
— Ah, no puede ser — me quejé — ¿No hay algo más animado?
El moreno me miró decepcionado por el espejo retrovisor, mientras Steve estiraba su mano para encargarse de la radio.
Luego de varios cambios, el rubio por fin dejó de cambiar las estaciones, y dejó algo de música de los 80's.
— ¿Eso está bien para ti? — cuestionó el rubio en tono burlón
— Pues... sí — me encogí de hombros
Después de un largo camino, por fin llegamos al bar.
Un precioso lugar, lleno de personas.
En mi mente comenzaron a sonar algunos de los fuertes pensamientos de la gente que estaba ahí, pero traté de concentrarme en ignorarlos.
