｡･:*:･☆ 𝒎𝒊𝒏𝒅𝒃𝒓𝒆𝒂𝒌𝒆𝒓 ||
❝━Sin ofender, Mer, pero antes eras muy amargada, y de pronto, cuando llegó Pietro, tu vida se llenó de colores.❞
˚ ༘✶ Pietro Maximoff x female OC ✶༘˚
𝗳𝗮𝗻𝗳𝗶𝗰
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Mer y Maria llegaron a Nueva York el jueves por la noche, y el viernes por la mañana, ya estaban en su nuevo lugar de trabajo.
La majestuosa torre de los vengadores se encontraba frente a ellas.
En la entrada las esperaba un guardia de seguridad que revisó sus identificaciones y las dejó entrar.
Subieron al elevador y Maria presionó el botón que las llevaría a la sala de juntas.
Subieron un piso, dos, y luego tres. Mer miraba sorprendida como subían y subían sin parar.
— ¿Cuántos pisos tiene esta cosa? ¿100? —cuestionó, viendo la cantidad de botones que tenía aquel elevador privado
Hill asintió, e inevitablemente, soltó una risita.
De pronto, una voz computarizada llenó el lugar. — Maria Hill y Mer Hawkins. Sala de juntas.
Mer inmediatamente miró a su amiga, con una expresión de susto muy notoria.
— Tranquila, es la inteligencia artificial de Statk —explicó Maria— Se llama Jarvis
Mer fingió una sonrisa y se mantuvo callada mientras el elevador subía.
No quería demostrar que estaba asustada, pero, lo estaba.
Hace tanto tiempo que no interactuaba con tanta tecnología, y eso la ponía nerviosa. Tenía miedo de haberse perdido algo y no entender cómo funcionaban las cosas ahora.
Un momento después, las puertas del elevador finalmente se abrieron y en la sala de juntas se encontraba el capitán Steve Rogers y la agente rusa Natasha Romanoff.
Tan pronto como Mer puso un pie fuera del elevador, Romanoff se acercó a ella.
— ¡Tanto tiempo sin verte! Luces genial —admitió, con una pequeña sonrisa— Dame un abrazo, pequeña.
Mer se lanzó tímidamente a los brazos de Natasha, con quien varias veces había compartido momentos así, y al parecer, la confianza entre ambas no había cambiado.
En el rostro de ambas se dibujó una gran sonrisa.
Ambas habían pasado tanto tiempo en misiones juntas que no había duda que se echaban de menos.
La castaña se separó del efusivo abrazo, y observó a Steve.
— Rogers —saludó la castaña, con un pequeño asentimiento
— Hawkins —respondió de la misma forma— ¿Cómo estuvo el viaje?
— Genial, gracias por preguntar.
— Mer durmió todo el vuelo —expuso Maria
Ambos vengadores no pudieron evitar reír, al ver la mirada avergonzada que Mer le dedicó a la agente a su lado.
