𝗺𝗶𝗻𝗱𝗯𝗿𝗲𝗮𝗸𝗲𝗿 ⸺ pietro maximoff

2.27 - Buena persona

Ambas naves se dirigían hasta Wakanda, porque Steve se veía con la necesidad de devolverle a TʼChalla lo que había tomado prestado de su gente, y es que, sería innecesario que tuvieran dos aviones para transportarse si todos cabían a la perfección en uno solo.

Además, Rogers quería ver a su amigo que permanecía recluido en Wakanda, y Natasha quería pedirle disculpas al rey por su última pelea, con la intención de pedirle un favor después de eso.
Un favor que podría salvar a cientos de personas.

Steve y Sam viajaban en la nave Wakandiana, mientras que los demás, llevaban una pequeña fiesta en el Quinjet piloteado por Natasha.

Yelena no paraba de hacer preguntas a los que tenían poderes, repitiendo una y otra vez que ellos eran mucho más cool que su hermana.

— No entiendo, Mer —negó la rusa, frustrada— Si tú ya eras agente de SHIELD, ¿Por qué no te reclutaron como vengadora cuando formaron el equipo?

— Porque era muy joven —respondió la mencionada

— ¿Y eso qué?

— Yelena, deja de hacer preguntas —regañó Natasha por quinta vez en una hora

La mejor frunció los labios en un puchero, ignorando a su hermana.
— De verdad quiero saber

— El que podría responder a esa pregunta, es Nicolas Fury —Mer se encogió de hombros— Lo siento, Yelena.

A la chica no le quedó de otra más que dejar de hacerle preguntas a sus nuevos amigos, y comenzar a dar vueltas por el Quinjet en busca de algo para comer.

— ¿Quieren frituras en forma de lagrimita? —cuestionó la rusa, señalando una caja

— Oh, yo sí —habló Pietro de inmediato, levantándose de su asiento, para en un segundo, estar junto a Yelena, a quien le causó un grave susto

— ¡Maximoff, hijo de...

— ¡Yelena! —la interrumpió Natasha

Las chicas soltaron una carcajada que inundó la habitación.

— Nunca te acostumbras lo suficiente —negó Wanda, levantándose de su asiento también

— ¿Cómo haces eso? —cuestionó Yelena, señalando al velocista

— Fácil —se encogió de hombros— Un pie enfrente del otro

Ambos gemelos tomaron un paquete de frituras, y Pietro le hizo una seña a Mer para preguntarle si quería.
La ahora rubia negó casi de inmediato.
— Estoy bien, gracias

— Mer Hawkins, no te atrevas a decir que no —habló Yelena con autoridad, y ese acento ruso bien marcado

— No tengo hambre, estoy bien

Pietro ignoró aquellas palabras, y le lanzó el paquete de frituras a Mer, quien lo detuvo antes de que golpeara su cara.

— Dije que no.

Pietro rodó los ojos, y se acercó a ella en un movimiento, para luego sentarse en la silla a su lado.
— Princesa, no has comido nada en todo el día —murmuró

— Pietro, agradezco que te preocupes por mi, pero, no tengo ganas de comer.

El ojiazul rodó los ojos, y asintió, rendido.
Se levantó de su asiento, y sacó una botella de agua de la pequeña hielera que yacía en una esquina.
Volvió a donde su novia, y le entregó la botella.

— Toma, por favor.

A Mer no le quedó otra opción, más que beber con tranquilidad los 600ml de agua que el ojiazul le ofrecía con preocupación.
Ciertamente llevaba un día entero sin comer, tal vez más, pero no tenía apetito. Era absurdo para Pietro, pero, así era.