1.37 - Desconfianza

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Las carpetas yacían en el piso desde hace tres días. Los mismos días que nadie había visto a ninguno de los dos.

Pietro sólo salía a desayunar, que se convertía más en un robo de comida, pues sólo le tomaba dos segundos pasar por la cocina y llevarse el desayuno a su habitación.

En cambio, Natasha llevaba el desayuno, la comida y cena hasta la habitación de Mer, quien lo recibía con una sonrisa a medias, mientras se encerraba de nuevo a envolverse entre las sábanas. Era preocupante, pues la pelirroja ni siquiera estaba segura de si Mer de verdad comía, o sólo amontonaba todo en una esquina.

El cuarto día, Steve decidió llevarle la cena, decidido a sugerirle -casi obligarle- que saliera de su habitación.

— Mer, de verdad, no es saludable que estés ahí todo el tiempo — regañó, cruzándose de brazos, mientras observaba a la castaña negarse del otro lado de la puerta

— Estoy bien, gracias — intentó cerrar la puerta, pero Steve la detuvo de inmediato

— No lo estás — admitió — Y él tampoco

Mer hizo una mueca, y bajó la mirada.
Sí, lo suponía, y sabía que era su culpa.

— No sé qué pasó entre ustedes dos, pero deberían arreglarlo — sugirió el capitán

— Tal vez no tiene arreglo — se encogió de hombros, dispuesta a cerrar la puerta de nuevo, pero otra vez, Steve la detuvo

— Todo tiene solución, Mer — soltó, con ese tono sabio de siempre

La castaña no respondió, pero su mirada desesperanzada decía todo.

El capitán soltó un suspiro, y le entregó la bandeja de comida, casi rendido.

— Gracias — murmuró, aceptando la bandeja

— ¿Si has estado comiendo? — inquirió, alzando una ceja

— Mhm — asintió, sin importancia

— Bien — el rubio le dedicó una sonrisa a medias, y observó como ella cerraba la puerta.

De verdad, nadie sabía que estaba pasando, incluso cuando Wanda trató de decírselos, fue imposible explicar algo que ni ella misma comprendía totalmente.

La castaña dejó la bandeja sobre el escritorio, junto al desayuno a medio comer.

Observó las carpetas en el piso, y con pesadez, las levantó de ahí.

Hacía todo lo posible para evadir lo que estaba pasando, y prefería acostumbrarse a no tener a Pietro antes que volver a torturarse leyendo entre líneas para descubrir algo que no quería.

De verdad quería encontrar las respuestas, pero no tenía el valor suficiente para indagar en su pasado para encontrar su origen.

Ya había sufrido bastante. Ambos habían sufrido, y de alguna forma, los últimos meses se habían apoyado en el otro para sobrellevar los nuevos cambios, y ahora, no se tenían.

Así pasaron los últimos días de Octubre.

Aunque, físicamente Pietro sólo había ganado unos círculos morados alrededor de sus ojos, en su interior, todo estaba roto.
No tenía a quien le daba la alegría a sus días, con quien compartía momentos increíbles y que lo hacía sentir importante.

Su autoestima iba decayendo, ya no era el chico super seguro de sí mismo que no tenía miedo a nada, pues, el tan sólo pensar que Mer sólo lo había usado, lo llenaba de dolor, y confusión.

Él creyó que finalmente era amado de la forma que él quería, pero no fue así.

Estaba entre los hilos de los poderes de una mujer que no aceptaba lo que hacía.

𝗺𝗶𝗻𝗱𝗯𝗿𝗲𝗮𝗸𝗲𝗿 ⸺ pietro maximoff Donde viven las historias. Descúbrelo ahora