3.7 - Lunes

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Lunes

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Lunes. El día de la semana que casi toda la gente odia. El fin de semana termina, y con eso, el descanso también.

Eran las nueve de la mañana, cuando Mer Hawkins se encontraba en el laboratorio del complejo, recibiendo una gran dosis de medicamentos por intravenosa.

Cómo en los últimos meses, Matt sostenía su mano con suavidad mientras hablaba con ella para distraerla del dolor.

Le contaba cualquier cosa, y le preguntaba sobre temas triviales sólo para que ella no se concentrara en el dolor.

Mer apreciaba mucho que él estuviera a su lado. Aún cuando no se lo pedía, él estaba dispuesto a estar en esos terribles momentos apoyándola.

Todo ese tiempo había sido así.

Hablaban sobre cualquier cosa, cuando el sonido de un teléfono los interrumpió a ambos.

El celular de Matt dictó el número del que le llamaban, y de inmediato, Mer observó como su semblante cambió.

— Iré a responder... —anunció, levantándose de su asiento

— De acuerdo —asintió ella, sin preocuparse mucho

Lo vio salir, y luego dirigió su mirada al reloj de pared. Soltó un suspiro cansado cuando descubrió que aún estaría ahí por otros largos 10 minutos.

Odiaba esas cosas.
Le dejaban la piel sensible, y la energía que le proporcionaba el medicamento no servía de mucho, porque terminaba con el brazo adolorido y muy pocas ganas de hacer algo.

Por otro lado, disfrutaba saber que estaría mejor si seguía su tratamiento.

Estaba muy agradecida con sus doctores, y sobre todo, con su hermana, que se atrevió a ser sujeto de prueba las primeras semanas para comprobar que el medicamento era eficiente.

Cuando la doctora le había sugerido que ambas llevaran el mismo tratamiento, Ally se negó rotundamente. Odiaba las agujas, y prefería seguir tomando pastillas aunque de vez en cuando le quitaran los ánimos y la dejaran muy débil.

Mer sonrió para sí misma al recordar las partes buenas.

Si hace unos años le decían que sería muy unida con su hermana menor, seguramente no lo creería.

Varios minutos de espera pasaron, y luego, Mer escuchó a alguien entrar a la habitación.

Llevó su mirada hasta la puerta, y se encontró con Pietro, observándola con curiosidad. Hace mucho no la veía en una camilla, con medicina conectada a su cuerpo.

— Hey, hola —saludó ella, con una sonrisa amable

El sokoviano le devolvió la sonrisa, y se adentró al lugar para acercarse a ella.

— ¿Cómo estás? —inquirió él

— Bien. ¿Qué tal tú?

— Bien —asintió, sin mucha importancia

𝗺𝗶𝗻𝗱𝗯𝗿𝗲𝗮𝗸𝗲𝗿 ⸺ pietro maximoff Donde viven las historias. Descúbrelo ahora