1.38 - Halloween

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Pietro servía tres vasos de jugo de naranja, uno para él, uno para Wanda, y el último para el pequeño Max, quien lo observaba con una sonrisa, y repetía una y otra vez lo feliz que estaba.

Los niños bailaban en la pista de baile que Camila había construido para ellos, algo bastante sencillo, pero demasiado divertido.

Wanda platicaba animadamente con sus nuevos amigos: Celeste, una chica de cabello rubio y ojos azules, y Jack, un chico de tez blanca y cabellos rojos.

El velocista pasaba su mirada al rededor de el lugar, buscando a la única persona que hacía falta, o al menos, le hacía falta a él.

Tomó un dulce del gran bowl sobre la mesa de postres, y lo llevó a su boca, extasiado por el maravilloso sabor azucarado de este.

La pelirroja que le había ofrecido una cita meses atrás, se acercaba a él, contorneándose mientras lucía un disfraz de bruja, bastante veraniego para aquel clima frío.

— ¿Ángel? — cuestionó ella, con un tono burlón

El velocista asintió, con una risa tímida.

Sí, tal vez su disfraz no era el mejor, pero había sido su única opción, teniendo en cuenta que se había enterado esa mañana, y las pequeñas alas de ángel se las había pedido prestadas a Sam, quien lo obligó a prometer que no las rompería, pues eran de la pastorela de su sobrino.

La pelirroja lo observaba de arriba a abajo, discretamente.
La camisa blanca que Pietro llevaba, marcaba los músculos de su abdomen a la perfección, y no podía dejar de repasar la anatomía del hombre con la mirada.

El ojiazul se dio cuenta, y se removió en su lugar, un poco incómodo, con ganas de irse de ahí, pero no quería ser grosero.

— Sería una buena combinación, ¿no? — cuestionó la chica de repente — Una bruja y un ángel

— Yo... No lo creo — negó, arrugando la nariz, divertido

— Podríamos probarlo — se encogió de hombros, mientras se acercaba lentamente a Pietro, para pasar su mano por el brazo de este, acariciándolo suavemente

— Oye... — trató de llamarla, pero ni siquiera sabía su nombre, así que se detuvo para esperar a que ella se lo dijera

— ¿No sabes mi nombre? — frunció el ceño, un poco ofendida

Pietro no quería aceptarlo, pero tampoco quería negarlo, o ella creería que él era un patán, pero la realidad era que ella nunca se presentó formalmente.

— Mi nombre es Caroline, Pietro — expuso, con una sonrisa a medias

— Bueno, Caroline, para ser honesto, no me siento cómodo con esto — soltó, un poco apenado

La chica hizo una mueca, pero finalmente asintió.

— Bien, adiós — se despidió bruscamente, para luego retirarse y volver con sus amigas, quienes veían la escena expectante.

Pietro se reprendió a sí mismo por ignorar a la bonita sokoviana de cabellos rojos, pero sinceramente, no podía estar con alguien más, o al menos no por el momento.

Aún no comenzaba a sanar, pues mantenía la esperanza de que las cosas con Mer se arreglaran y todo volviera a la normalidad, o algo cercano a la normalidad.

Buscó un asiento, cerca de la pista de baile.

Max bailaba junto a Clarisse, una pequeña que vestía un disfraz de Black Widow, complementando el disfraz de Hawkeye que llevaba el pequeño.

𝗺𝗶𝗻𝗱𝗯𝗿𝗲𝗮𝗸𝗲𝗿 ⸺ pietro maximoff Donde viven las historias. Descúbrelo ahora