1.27 - Far away

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La primer semana sin la presencia de Mer fue muy extraña para Pietro, y sin duda, todo cambiaba a su alrededor.

Tampoco estaban Steve y Natasha y las cosas se sentían diferentes para todos.

Mer intentaba reportarse seguido, pero debido a la seguridad de la misión, no podía estar en contacto con nadie.

La segunda semana pasó igual, con Pietro un poco más preocupado, pues ningún día recibió mensajes de parte de Mer.

No podía dejar de preocuparse por la castaña, pues, de alguna forma le era imposible sacarla de su cabeza.

Los segundos pasan diferentes desde la perspectiva de Pietro, pues cuando alguien apenas va a dar un paso, él probablemente ya dio mil, y eso es una gran desventaja cuando se trata de ser paciente.

Todos los días despertaba pensando que ese sería el día en que la podría ver de nuevo, y cada segundo que pasaba, practicaba lo que quería decirle cuando estuviera de vuelta.

Mer estaba a miles de kilómetros tratando de resolver la misión, pero al mismo tiempo pensaba en Pietro, justo como él pensaba en ella.

Era el tercer día de la tercer semana, Pietro veía por la ventana de su habitación, cuando vio el Quinjet aterrizar y el chico de inmediato corrió hasta la entrada para recibir a Mer.

Cuando Mer salió del Quinjet, Pietro se lanzó a sus brazos.

— Te extrañé — habló él con emoción

Pietro tomó el rostro de Mer entre sus manos, apreciando cada detalle de este.

La castaña tenía unas puntadas cerca de la ceja, algunos pequeños moretones y su labio parecía roto.

— ¿Estás bien? — cuestionó Pietro

— Lo estoy — asintió ella

— Vaya, yo quisiera que alguien me recibiera así — se burló Natasha, mientras caminaba hacia dentro del complejo.

La pelirroja tenía dificultad para caminar, pues se había torcido el tobillo derecho, pero luchaba por no quejarse.
Steve se acercó a ella y la abrazó por la cintura para ayudarla a caminar hasta adentro.

— ¿Qué fue lo que les pasó? — cuestionó Pietro con curiosidad

— Gajes del oficio — Mer se encogió de hombros con una sonrisa a medias

—-—-—

Mer desempacaba las cosas de su mochila, mientras Pietro la observaba sentado desde la orilla de su cama.

— ¿No me trajiste un souvenir? — cuestionó él, observando a Mer lanzar todo al cesto de ropa sucia

— No fui de viaje — negó ella, divertida

— Está bien — él hizo un puchero — ¿Ya me puedes contar a dónde fuiste?

— Cómo te dije antes, todo es confidencial — habló ella

— Por favor, Mer — hizo un puchero de nuevo, haciendo que la castaña no pudiera contenerse

— Eres muy curioso — soltó una risita

— Ya lo sé — se encogió de hombros

— Se trató de un rescate en Alaska, nada del otro mundo — soltó ella sin mucha importancia

— ¿Y quién te proporcionó tremendos golpes? — el ojiazul señaló el rostro de Mer

Ella rio ante sus palabras y luego negó suavemente con la cabeza.

𝗺𝗶𝗻𝗱𝗯𝗿𝗲𝗮𝗸𝗲𝗿 ⸺ pietro maximoff Donde viven las historias. Descúbrelo ahora