2.16 - Adiós

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El Quinjet aterrizó por la noche a las fueras del complejo.

Los ánimos se sentían por los suelos, o tal vez más allá, si es que eso se podía.

Sí, habían derrotado a Rumlow, pero, ¿a qué costo?

Se habían perdido muchas vidas, y aunque se habían salvado otras, de ninguna forma podía sentirse como una victoria.

El escuadrón de armas biológicas del gobierno esperaba en las puertas del lugar, donde Natasha hizo entrega del pequeño frasco, que contenía lo que podría ser una gran catástrofe si terminaba en las manos equivocadas.

Los vengadores comenzaron a recoger sus cosas, para salir del Quinjet y adentrarse al complejo.

— Mer, iré a dejar esto. —anunció Pietro, señalando una de sus maletas— ¿Te veo arriba?

La castaña asintió, mientras hacía el último chequeo a los controles del avión, como Steve se lo había ordenado.

No quedaba nadie más dentro. Sólo ella y Wanda, quien miraba la entrada del complejo con terror.

Mer terminó su trabajo, y se incorporó a un lado de Wanda, para observar al mismo punto que ella, esperando que en algún momento, dijera algo.

La sokoviana soltó un suspiro, y se atrevió a hablar por primera vez.
— No sé cómo se supone que voy a cruzar esa puerta, y pretender que soy una vengadora después de lo que pasó hoy.

— Wanda...

— Gente murió por mi culpa, Mer.

La castaña bajó la mirada. Podía sentir la decepción y tristeza de su amiga.
Los ojos de Wanda se inundaron en lágrimas, y dejó de retenerlas cuando sintió la mano de Mer pasar por su espalda.

Pronto, la castaña la envolvió en un abrazo, tratando de reconfortarla.

Wanda no podía mantenerse tranquila, a cada minuto su mente se oscurecía en el dolor y la culpabilidad.
Todos intentaban evadir el tema, porque ninguno sabía que palabras eran las correctas.

Mer deseaba poder decir algo, pero la sabiduría la había abandonado por un momento.

— No soy digna de esto — murmuró Wanda, entre sollozos — Todo esto de los vengadores, yo... ustedes son buenas personas. Héroes. Yo no lo soy.

Mer se separó un poco de su amiga, y sostuvo su rostro entre sus manos, observándola directamente a los ojos.
No podía leer su mente, pero no era necesario, porque sabía cómo se sentía.

— Escucha, tú eres una vengadora, pero también eres una humana, y vas a cometer cientos de errores, y va a doler... pero, nunca debes dejar tu propósito.

La sokoviana bajó la mirada.
Sus lágrimas salían sin control, y las palabras de Mer pasaban por sus oídos pero no quería entenderlas. Se sentía decepcionada de sí misma, y no lo podía cambiar.

La castaña limpió las mejillas de Wanda con sus pulgares, y soltó un pequeño suspiro.
Había estado en esa situación antes, y sabía lo difícil que era atravesarla.

— Sé que lo que diga no va a ayudar lo suficiente — habló Mer — pero, creeme, algo lo hará, algo ayudará en algún momento, te lo aseguro.

Wanda asintió, y se aferró a ella en un abrazo, esperando poder recuperar la tranquilidad.
Lo único que quería, era su paz de vuelta.

Un gran estruendo irrumpió en el lugar, y cuando ambas observaron hacia afuera, se encontraron con el cielo más nublado que habían visto en su vida.

𝗺𝗶𝗻𝗱𝗯𝗿𝗲𝗮𝗸𝗲𝗿 ⸺ pietro maximoff Donde viven las historias. Descúbrelo ahora