3.3 - Una vez más

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Los latidos del corazón de Pietro iban tan rápido, que retumbaban en sus propios oídos

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Los latidos del corazón de Pietro iban tan rápido, que retumbaban en sus propios oídos.

Ella estaba ahí, frente a él. Mirándolo a los ojos como si intentara descifrar si era real o no.

Una sonrisa se dibujó en el rostro de Pietro, e inevitablemente, ella se sintió contagiada por él.

El sokoviano se acercó a ella, y sin pensarlo mucho, ambos se envolvieron en un abrazo, como si sus cuerpos hubieran actuado por instinto.

Los brazos de Pietro se envolvieron en su cintura, y no pudo evitar soltar un suspiro al sentirla tan cerca.

La castaña lo abrazó por el cuello, y de inmediato sintió su corazón dar un gran vuelco.

Ninguno quería que ese abrazo se acabara, pero, en algún momento tenía que pasar.

La castaña se separó de él, sólo para ver su rostro. Su mano derecha se posó en su mejilla, y él no pudo evitar sonreír ante eso.

— Wow —murmuró ella— ¿Qué haces aquí?

— Vine de vacaciones.

— Es bueno verte —asintió, deshaciendo el abrazo por fin

— Te traje estas...

Pietro señaló el ramo de flores en una de sus manos, y Mer no pudo evitar sentirse aún más sorprendida.

Entre toda la emoción, ni siquiera se dio cuenta que el ojiazul sostenía un ramo de tulipanes.

— Son preciosas —las aceptó, con una gran sonrisa— Muchas gracias.

Los bonitos ojos de la castaña brillaban con felicidad, y Pietro no podía parar de sentirse tan satisfecho por eso.

Ella lo miró a los ojos una vez más, y se encontró con cientos de emociones que esos orbes azules transmitían. No necesitaba leer su mente para deducir que estaba muy nervioso, igual que ella.

— ¿Crees que podamos ir a tomar un café para ponernos al día? —sugirió el sokoviano

Mer asintió sin dudarlo.

— Me encantaría, sólo que ahora mismo tengo que ir a mis clases —expuso, con una pequeña mueca

— ¿Tus clases? —Pietro frunció el ceño, con curiosidad

— Síp. Estoy tomando clases de medicina en la torre Stark. —cierto orgullo se mostró en el rostro de la castaña, mientras mantenía esa pequeña sonrisa

— ¿Podemos ir caminando? Tal vez puedo acompañarte —se encogió de hombros

— Suena bien. No está tan lejos.

Pietro asintió de acuerdo, y ambos caminaron juntos hasta la salida del lugar.

Mer se despidió de los guardias y la recepcionista, y luego, devolvió su mirada al sokoviano a su lado.

𝗺𝗶𝗻𝗱𝗯𝗿𝗲𝗮𝗸𝗲𝗿 ⸺ pietro maximoff Donde viven las historias. Descúbrelo ahora