2.30 - Nueva vida

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Natasha vigilaba cuidadosamente el perímetro de la estación de trenes. Eran las 10 de la noche y Visión ya estaba retrasado veinte minutos.

Era la primera vez que se había atrevido a arreglar un encuentro con Wanda. Le había tomado una larga semana, grandes esfuerzos y algo de dinero, como para que el androide todavía se dignara a llegar tarde.

Pietro y Mer comían helado en una banca, mientras fingian hojear un periódico que ni siquiera era de ese mes.

Yelena, quien estaba de visita por unos días, los observaba con sus preciados binoculares desde lejos, mientras tarareaba una canción rusa.

El último tren se retiro, y un hombre rubio, alto y con lentes de mentira, bajó de ahí, con serenidad y bastante misterio.

— Vis —murmuró Wanda de inmediato, esbozando una gran sonrisa

— ¿Ese es visión? —cuestionó Yelena, confundida— Pensé que era rojo

— Está camuflajeado —habló Sam con obviedad, arrebatandole los binoculares para observar.
No debió hacerlo, porque recibió un fuerte golpe en el hombro por parte de la widow.

En la estación de trenes, Wanda envolvió en un abrazo a su amado Visión. Había anhelado tanto ese momento, y estaba feliz de finalmente estar con él.

Su relación era diferente a las demás. Ambos se habían encontrado el uno al otro en el medio del caos. Sus almas, pertenecían juntas. Wanda estaba convencida, y por eso no había dejado de buscarlo.

Aunque el androide se iría por la mañana para no levantar sospechas, ambos aprovecharían esas pocas horas juntos, y nada podría desmotivarlos o restarle a su nivel de felicidad.

Pietro rodó los ojos al ver aquella escena, y no pudo evitar desviar la mirada. Su hermana envolvía tiernamente a Visión con sus brazos, como si fuera todo su mundo.
Mer soltó una risita, y recargó su cabeza sobre el hombro del ojiazul.
— Se ven muy tiernos —murmuró ella

El velocista negó suavemente.
— Es extraño, pero está bien.

Para Pietro era igual si Wanda quería salir con un androide, mientras él no se atreviera a lastimarla o entonces tendría algunas piezas de vibranium que destruir. Era su trabajo como hermano mayor. Mayor por 12 minutos.

Visión parecía extrañamente contento de verlos a todos. Había esperado para verlos un gran tiempo, y ahora, finalmente estaban ahí.

Llevaba dos maletas, una de ellas contenía algunos artículos que Pietro había recolectado antes de irse, pero que terminaron perdidos gracias a la batalla en el aeropuerto, y que el androide recuperó con ayuda de María. La otra maleta, realmente no importaba mucho.

Subieron al Quinjet, y apenas Visión les entregó aquella mochila, una ola de melancolía llenó el lugar.

Mer frunció el ceño, al ver que todas sus cosas importantes estaban ahí.
— ¿Cómo supiste que cosas traer?

— En realidad, Pietro fue el que seleccionó las cosas —explicó Visión— Cuando Clint me atacó en el complejo, él se encargó de juntarlas, pero se quedaron en la camioneta que rentaron en el aeropuerto de Alemania.

Pietro sonrió culpable, y con las mejillas un poco sonrojadas.
Mer lo veía con sorpresa. Justo por esa expresión, es que él no había dicho nada.

La sorpresa cambió a felicidad cuando la rubia observó sus dos libros favoritos. Ahí también, estaba una caja con el anillo que Ally le había entregado antes de irse, el dibujo de Max, y una bonita polaroid de ella con el ojiazul tirados en el sillón, cortesía de Wanda.

𝗺𝗶𝗻𝗱𝗯𝗿𝗲𝗮𝗸𝗲𝗿 ⸺ pietro maximoff Donde viven las historias. Descúbrelo ahora