1.18 - Rumania

1.9K 165 29
                                    


A lo lejos, Mer comenzaba a escuchar un ligero pitido que iba al ritmo de su respiración.
Aún con los ojos cerrados podía sentir el calor de la intensa luz blanca sobre su piel.
Estaba recostada en algo suave, y comenzó a sentir como un líquido corría por sus venas.

Abrió los ojos despacio y pudo divisar a Pietro a su lado, observándola.

— ¿Qué fue lo que pasó? — cuestionó con dificultad, mientras fruncía el ceño por el gran dolor que comenzó a esparcirse en su cabeza

— Estás en el Quinjet, estás bien — murmuró Pietro, acercándose a ella — Una bomba explotó la casa de Lauren

Mer jadeó con debilidad, cerrando los ojos por un segundo, recordando todo en rápidos fragmentos.

— ¿Natasha está bien? — preguntó, intentando levantar la cabeza para buscarla con la mirada

En el otro lado del Quinjet, la pelirroja descansaba en una camilla con suero entrando por sus venas y un monitor conectado a ella, justo como Mer se encontraba también.
En el brazo de la rusa podía observar una herida, que seguramente Steve había suturado con gran cuidado.

— Aún no despierta, pero está estable — explicó Pietro, sonriendo con tranquilidad— Steve y Wanda fueron a buscar comida, volverán pronto

Mer asintió con debilidad, y luego pudo sentir como una húmeda lengua se acercaba a su cara.
El perro que habían adoptado movía su cola felizmente mientras trataba de acercarse a la castaña.

— Hola, amigo — pronunció Mer, tratando de estirar su mano para acariciarlo, pero el dolor la hizo renunciar a esa idea

— Te recuperarás pronto — afirmó Pietro

En el rostro de la joven, podía verse la gran tristeza que sufría.

La castaña se perdió observando el techo del avión.
No podía esperar a que Natasha despertara y pedirle disculpas por arrastrarla con ella a esa situación.

El dolor que inundaba su cuerpo no se comparaba para nada con el dolor que sentía en su corazón.

Todo lo que había descubierto sobre sus padres y su hermana, le había hecho trizas las esperanzas.

Estar ahí, con esa aguja que introducía suero a sus venas, la hizo revivir un borroso recuerdo de su infancia

«Estaba sentada en la camilla de aquel frío lugar, mientras una mujer de suaves manos sobaba con un algodón su brazo, repitiendo una y otra vez que todo estaría bien.
Después de desinfectar, introdujo una aguja con lentitud.
No sentía el dolor, le habían hecho eso tantas veces que le daba igual. Su rostro se mantenía serio, y su mirada estaba perdida, como si no estuviera ahí.
Era una niña, debería estar jugando con muñecas o practicando deportes con sus amigos, pero en su lugar, estaba en un laboratorio sin entender lo que pasaba a su alrededor. »

Las puertas del Quinjet se abrieron, interrumpiendo su recuerdo.
Steve y Wanda entraron cargando una bolsa de papel cada uno.

— ¿Despertaron? — cuestionó Wanda, acercándose a dejar las cosas en una de las mesas que armaron en el centro del avión

— Por supuesto — gruñó Mer, intentando sentarse en la camilla

— Natasha aún duerme — afirmó el velocista, ayudando a la castaña a incorporarse

— ¿Pueden por favor quitarme esto? — pidió la joven, apuntando en la aguja en su brazo

— No lo creo — negó el capitán suavemente

— Por favor, ya estoy bien — pidió de nuevo, con un pequeño puchero

— Yo lo haré — asintió Wanda, aunque recibió un pequeño gesto de negación por parte de ambos hombres, lo cual no la hizo dudar.

𝗺𝗶𝗻𝗱𝗯𝗿𝗲𝗮𝗸𝗲𝗿 ⸺ pietro maximoff Donde viven las historias. Descúbrelo ahora