2.10 - Siempre

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Aún con los ojos cerrados, Mer podía sentir la fuerte luz blanca sobre su rostro.
Escuchaba a lo lejos un sonido que iba al ritmo de sus latidos, y en un segundo, recordó todo lo que había pasado antes.

Pudo sentir una suave y cálida mano acariciando la suya, y luego sintió un pequeño beso sobre esta.
En un instante supo que era Pietro, por la forma en la que tomaba su mano, y movía su pulgar sobre sus nudillos, como solía hacerlo siempre.

Lentamente abrió los ojos, y sintió un dolor punzante sobre su cabeza, que se repartió con el dolor en su brazo.

Apenas abrió los ojos por completo, se encontró con la mirada de Pietro.
Pudo observar cómo su rostro se envolvió en felicidad apenas conectaron sus miradas.
Quería decir algo, y apenas se aclaró la garganta, Pietro habló primero.

- Mer...

- ¿Estoy en el cielo? - murmuró la castaña, levantando su mano suavemente para acariciar el rostro de su novio - ¿O por qué estoy viendo un ángel?

El ojiazul soltó una risita, y una pequeña lágrima rebelde se resbaló por su mejilla.

- No... No llores - negó Mer, frunciendo los labios en un puchero, y limpió la pequeña lágrima con su pulgar

No estaba segura de lo que ocurría, pero creía que su reacción era obvia después de haber recibido una bala en el brazo.

- Creí que te perdería - balbuceó, con tristeza

- ¿Qué fue lo que pasó?

El momento golpeó a Pietro otra vez.
¿Qué se supone que diría? ¿Cómo se lo explicaría?
Sabía que había ocurrido, pero, ¿Cómo ponerlo en palabras?

La puerta de la habitación se abrió, dejando ver a Wanda, junto a una doctora.

- Buenas noches, señorita Hawkins - saludó la mujer con una pequeña sonrisa, mientras revisaba el monitor, su temperatura y varias cosas más - Ayer tuvo un accidente, ¿lo recuerda?

- ¿Accidente? - cuestionó indignada - Que yo recuerde no fue un accidente. Un hombre me disparó en el brazo, y luego me apuntó a la cabeza para matarme.

- Veo que si lo recuerda - sonrió la doctora, y luego dirigió su mirada hasta ella - ¿Qué es lo último en su memoria?

Mer lo pensó por un segundo, y su mirada divagó por el lugar, hasta encontrarse con el rostro de su novio.

- Yo... Estaba en el Quinjet - explicó, con dificultad - Creo que me desmayé

La doctora asintió, y el silencio reinó la habitación.
Se inclinó para revisar la reacción de las pupilas de la castaña, y luego revisó el color de sus uñas.
Asintió una vez para sí misma, y escribió algo en sus notas.

Ahora seguía la parte más difícil: explicarle a una joven de 25 años, que había tenido un infarto.

Lo difícil no sería explicarlo como doctora, lo difícil sería ver a su paciente pasar por el proceso de aceptar lo que había ocurrido, y luego, ver a las personas a su alrededor luchar para superar el terrible recuerdo.

- Ayer, a las 11:54 de la mañana, durante tu misión en Nigeria, tuviste un infarto.

Los ojos de Mer se aguaron, y su mente se perdió en las palabras de la doctora.

¿Qué?

- Tu corazón se detuvo por 1 minuto y 32 segundos.

- ¿Cómo es que yo... - trató de preguntar, con un hilo de voz, a punto de quebrarse, y para su suerte la doctora entendió su pregunta a medias

𝗺𝗶𝗻𝗱𝗯𝗿𝗲𝗮𝗸𝗲𝗿 ⸺ pietro maximoff Donde viven las historias. Descúbrelo ahora