2.33 - Snow

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La joven rubia caminaba por los pasillos del complejo, mientras tarareaba la última canción que su novio le había mostrado.
Era un día soleado, y el lugar parecía poco concurrido. Tal vez era un fin de semana.

En el laboratorio, Bruce Banner discutía algo con Natasha Romanoff.

Cada que la agente Hawkins daba un paso para acercarse a ellos, escuchaba el sonido más lejos. No lograba entender con claridad lo que decían, pero podía observarlos a ambos construyendo algún tipo de máquina.

Detrás de ella, el capitán América la sacudió de pronto, tomándola por los hombros.

"No dejes que ella se vaya" murmuró el soldado, con una expresión llena de preocupación.

En su rostro había algunas marcas que lo hacían parecer más viejo, aunque pareciera el mismo Steve de siempre, había algo diferente en él.

Ella estaba asustada.

"¿Dónde estoy? ¿Qué está pasando?" trató de cuestionar, pero su voz parecía ser inaudible para el hombre a su lado, pues sus ojos ni siquiera la miraban. Estaban perdidos en la cabellera rojiza de la agente Romanoff.

La rubia volteó una vez más hacia donde se encontraban sus compañeros, y esta vez, Pietro Maximoff los acompañaba, derramando lágrimas mientras se negaba a aceptar lo que la agente rusa le decía.
Era Pietro, pero no parecía su Pietro.

Mer quiso dar un paso más hacia adelante, para intentar descubrir qué sucedía, y de pronto, estaba parada en el borde de un abismo.

Escuchó varias voces hablarle, pero no comprendía de quién se trataba.
"Debiste salvarme" repetían una y otra vez

Su respiración se aceleraba conforme trataba de moverse entre ese extraño espacio cambiante, y esas voces que la llamaban pidiéndole ayuda.
Su corazón iba al mil, y en un movimiento, vio a todos sus amigos en un ataúd.

Natasha, Tony, Steve...

Sintió como alguien la sacudía con fuerza, mientras repetía su nombre, y de pronto, despertó.

Mer abrió los ojos de golpe, y poco a poco, comenzó a acostumbrarse a la luz cálida de la habitación.

— Preciosa, ¿estás bien? —cuestionó Pietro, preocupado

La rubia intentó respirar con tranquilidad, mientras sentía el sudor escurrir por su cuerpo. Estaba a punto de comenzar a temblar.

Pietro estaba sentado a su lado, sobre la cama que compartían. Se percató de las lágrimas en el rostro de Mer, y acercó su pulgar para limpiarlas con cuidado.

— Tuviste una pesadilla otra vez —murmuró el sokoviano, tratando de tranquilizarla— Sólo fue una pesadilla

Ella asintió temblorosa, e hizo su mayor esfuerzo para tratar de levantarse de la cama, en un intento por limpiarse el rostro, pero estaba muy mareada para hacerlo.

Pietro apreció de inmediato frente a ella, y posó sus manos en su cintura, ayudándola a sostenerse.

— Oye, mejor siéntate —sugirió el castaño— Te traeré un vaso de agua, ¿de acuerdo?

El ojiazul no esperó respuesta, y en un momento, estaba de vuelta con una botella de agua.

Mer se vio obligada a sentarse en el borde de la cama, y Pietro la acompañó a su lado.

Por un momento, fijó su mirada en ella. Estaba asustada. Sus ojos se veían cansados. Su mirada estaba perdida. Tenía ese semblante de terror disminuyendo de poco a poco.

𝗺𝗶𝗻𝗱𝗯𝗿𝗲𝗮𝗸𝗲𝗿 ⸺ pietro maximoff Donde viven las historias. Descúbrelo ahora