1.33 - Hogar

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El sol salió, iluminando el rostro de Mer, quien se encontraba envuelta en los brazos de Pietro, mientras los cubría la misma manta.

Ella fue la primera en despertar, y lo primero que pudo ver fue a Pietro descansando tranquilamente a su lado.
Sonrió para sí misma, mientras escuchaba el patrón de los latidos de Pietro cerca de su oído.

Llevó su mirada al techo, y soltó un pequeño suspiro.
Cada día junto a él, confirmaba que no había nadie más con quien quisiera estar. Sólo él.

Pietro comenzó a abrir los ojos, y esbozó una sonrisa en cuanto se topó con la mirada de Mer.

Sus ojos azules se fijaron en ella, en sus labios, su nariz, sus mejillas, y por último sus ojos.
Cada parte de ella lo volvía loco, de la buena forma.

— Buenos días, preciosa — murmuró, y se acercó a dejar un beso en su frente

— Buenos días, corazón — sonrió ella ampliamente

— Me gusta cuando me llamas así — admitió, con ese tono coqueto que tanto le encantaba a Mer — De hecho, podrías llamarme como sea y yo estaría encantado — agregó, con una risita

— Me alegra oír eso, porque soy muy mala con los apodos bonitos — rio por la bajo, mientras hacía una mueca, que hizo que Pietro riera también

— ¿Cómo dormiste? — cuestionó él, acariciando su cabello suavemente

— Genial — asintió — ¿Tú?

— Lo doble de genial — admitió, con una sonrisa boba en el rostro — Creo que deberías dormir conmigo más seguido

— ¿Tú crees? — cuestionó ella, y Pietro asintió — Bueno, aceptaré esa propuesta de vez en cuando

Él soltó un suspiro, causando que Mer frunciera el ceño, un poco confundida por la repentina reacción

— Me siento muy afortunado de tenerte — admitió el ojiazul, observándola con una mirada que no transmitía nada más que amor

Ella soltó una risita, y luego se puso sobre él, pasando sus piernas a cada lado del velocista, y se inclinó para darle un corto beso en los labios.

— Yo también me siento afortunada de tenerte — murmuró sobre sus labios

Alguien llamó a su puerta con fuerza, haciendo que ambos se sobresaltaran.

— ¿Qué? — exclamó Pietro, tratando de sonar tranquilo

— ¿Has visto a Mer? — cuestionó Wanda del otro lado de la puerta, imaginándose la respuesta

— No — negó suavemente, mientras le dirigía una mirada cómplice a la castaña

— ¿Dónde crees que esté? — cuestionó de nuevo

— Yo que sé, Wanda, déjame dormir — exclamó, fingiendo desinterés

Wanda bufó del otro lado de la puerta y luego pudieron oír como se retiró de ahí.

— Creo que deberíamos vestirnos — sugirió Mer, levantándose de la cama

— No me gustaría, pero si así lo quieres — se encogió de hombros, haciendo que Mer soltara una risita.

—-—-—

Mer entró a la cocina, actuando normal, como si no supiera que habían estado buscándola, y se sirvió una taza de café.

— Vaya, hasta que apareces — soltó Wanda, quien esperaba frente al microondas

Mer sólo frunció el ceño y asintió.

𝗺𝗶𝗻𝗱𝗯𝗿𝗲𝗮𝗸𝗲𝗿 ⸺ pietro maximoff Donde viven las historias. Descúbrelo ahora